martes, 1 de mayo de 2007

¿Por qué le llaman arte?

El controvertido escultor Daniel Edwards la ha vuelto a liar con su nueva obra “La autopsia de Paris Hilton”. Es inaudito que un artista como éste aparezca cada vez con mayor frecuencia en la palestra y sus morbosas creaciones sean acogidas en las exposiciones más cool de NY, mientras los verdaderos magos de la escultura y de la pintura muestren sus brillantes obras en las estaciones de metro o en la calle. Pero el morbo y el artisteo, que no el arte, es lo que tiene.

Edwards se ha hecho internacionalmente conocido por sus escandalosas y transgresoras esculturas. Algunas de las más conocidas, y también de las más polémicas, fueron el torso desnudo de Hillary Clinton, la estatua de Britney Spears pariendo sobre una piel de oso, la recreación en bronce de la supuesta primera caquita de Suri Cruise, la hijísima de Tom Cruise y Katie Holmes, o la escultura de Fidel Castro y ahora el cadáver desnudo de Paris Hilton junto a su chihuahua sobre la mesa del forense.

Pero si sus creaciones provocan por sí solas la controversia, Edwards cierra el círculo del morbo con los magníficos títulos que les pone, con la propia forma de exponerlas o incluso con sus declaraciones en las que argumenta cuáles han sido sus motivaciones o sus fuentes de inspiración.

Así, la caquita de la niña Cruise, se titula algo así como “caquita en bronce de la pequeña Suri Cruises para ser donada en caridad” y parece que, además de representar un excelente recuerdo para sus padres, busca evidenciar como los excrementos de un bebé pueden parecer más importante para los medios que muchos de los temas de los que se debería hablar y también lo absurdo de la atención que le han puesto los medios al bebé de Tom Cruise, llegando a proporciones estelares y eclipsando eventos mucho más notables y con más sustancia.


Luego vino “Monumento Pro-Vida: El nacimiento de Sean Preston”, expuesta en la galería Capla Kesting Fine Art de Nueva York, y que muestra a Britney Spears desnuda y a gatas, pariendo a su hijo sobre una piel de oso. Si por delante la escultura te estremece, vista por detrás dan ganas de salir corriendo. Esta escultura que en su día desató una gran polémica y numerosas voces de protesta, tanto por parte de personas a favor y en contra del aborto, es para Edwards un claro mensaje antiabortista y un homenaje a todas aquellas, que como la cantante, luchan por tomar una decisión correcta. Además como Britney fue la famosa más buscada en Google el año pasado y es perfecta, pues la hizo a ella.

Poco después, el museo del Sexo de Nueva York presentaba al público un provocativo busto de Hillary Clinton titulado “El busto presidencial de la primera mujer Presidente de los EEUU”. O sea que si presentar a Hillary desnuda en el museo del sexo no era suficiente provocación, Edwards dio el toque final a su obra con un provocativo título, y en la peana que aguanta al busto añadió el sello presidencial, me imagino que por si alguien no leía el título. Y ¿porqué?, pues como él mismo cuenta, primero porque en general las mujeres públicas son las que transmiten un mensaje más fuerte y segundo porque necesitaba “retratar el poder sexual de Hillary, tanto político como personal, y al que algunas personas consideran amenazante. Además quería mostrarla como una mujer en todos los sentidos.”

Pero uno de los líos más gordos que ha montado Edwards no fue precisamente con una mujer pública, sino con el dictador cubano Fidel Castro. La obra titulada "Retrato de Fidel Castro en el lecho de muerte" pretendía ser un homenaje a los cubanos que habitan el barrio de Harlem y fue creada para ser instalada en Central Park, con la leyenda "campeón de los derechos civiles", ocupando un sitio cercano al del monumento que recuerda al héroe nacional de Cuba, José Martí. Pero antes de que muchos cubanos de Miami le convencieran de que no lo hiciera, el busto se paseó por Miami encerrado en una jaula para que la gente pudiera observarlo e incluso propinarle algún puñetazo. Parece ser que Edward fue disuadido por los exiliados cubanos de su idea inicial, y afortunadamente Castro acabó en la basura.

Y ahora, este americano de 41 años y amante del morbo y la polémica, le rinde homenaje con su nueva obra La autopsia de Paris Hilton a ella misma y a todos aquellos, que como ella, conducen borrachos. La escultura, que una vez más se expone en la famosa galería Capla Kesting de Nueva York,, muestra a una Paris muerta, desnuda y despatarrada junto a su perro chihuahua y agarrada a un teléfono móvil. Ah, y un par de detalles conmovedores, tanto el perro como ella llevan puesta una diadema al más puro estilo Sisi Emperatriz y la escultura cuenta con una cavidad abierta con órganos a tamaño real, que los visitantes de la exposición pueden extraer para ver.

En fin, es una lástima que siempre nos mueva el morbo en estos casos y que yo esté dedicándole tanta letra a este tipo de personajes, que al no tener mucho que aportar al mundo de las artes, prefiere triunfar con el escándalo y llamar la atención de una gran parte de la sociedad que representa un sugerente pastel para sus intereses económicos.

No es que los motivos que quiere expresar Edwards me parezcan mal, pero no me gustan las formas. Es más, me parece bien que todo el mundo tenga derecho a buscarse la vida como pueda, pero entonces que no le llamen arte, que le llamen artisteo.

Marg

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