jueves, 3 de mayo de 2007

Miénteme corasón

Ya había oído yo hablar de las empresas de Internet que se ganaban la vida mintiendo para los demás. Ya sabes, esas que te diseñan excusas y coartadas a la medida para que puedas mentir a tu pareja, jefe o a quien te apetezca con las mejores garantías.


La empresa se ha sacudido las acusaciones de provocar la infidelidad, ya me extrañaba a mi que alguien no se quejara en ese sentido, diciendo “simplemente estamos facilitando un servicio…las personas que van a tener una aventura lo harán con o sin nosotros”.

Pues claro que sí, darling. Hablar de infidelidades es hablar de la historia más antigua del mundo. Y el que piense que se necesita acabar con empresas como ésta para poner punto y final a los tan temidos cuernos se equivoca.

Antes siempre se tenía el recurso de un buen amigo o amiga para cubrirte las espaldas. Ya podían ser mentiras de esas de “me quedo a dormir en casa de Rosa” que le decíamos a nuestros papis. O la de “salimos tarde del fútbol y nos tomamos unas cañas de más” que corroboraba el amigo de turno.

En fin, que no han inventado nada nuevo. Sólo lo han hecho más sofisticado y han logrado evitar que en el “marrón” de la mentira se tenga que involucrar al tercero en discordia. Ahora no necesitas tener amigos fieles hasta la muerte, sólo necesitas dinero para pagarte la mentira.
El negocio va viento en popa y, tras dos años en el mercado americano, se están planteando abrir nada menos que tres “sucursales” en Europa y ofrecer así sus coartadas magistrales en otros idiomas.

Y digo yo si se instalarán en España. Aquí deberán hacer un esfuerzo sobrehumano para saltar a las vecinas cotillas, a los compañeros de trabajo envidiosos y sobre todas las cosas al “ojo que todo lo ve” de las suegras.

No saben dónde se meten los pobres. Por si acaso estaré atenta a las ofertas de empleo; debe ser genial eso de pensar en excusas y mentiras para otros y que te paguen por ello.

Ah, y sin remordimientos de ningún tipo; tú sólo das un servicio, como el inspector de Hacienda o el que conduce la grúa que se te lleva el coche.
Merx

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