domingo, 6 de mayo de 2007

No sin mi pamela

La Reina de Inglaterra, Isabel II, gran aficionada a la hípica, y aprovechando su visita oficial a los EEUU, asistió ayer a la 133 edición del tradicional Derby de Kentucky, acompañada de su discreto esposo, el Duque de Edimburgo.


Dice la crónica de la noticia que la soberana acudió vestida con un abrigo verde pistacho y un sombrero con la parte inferior del mismo color y la superior de rojo y que contempló la carrera sentada junto a su esposo desde la tribuna para invitados de Estado y degustó durante su estancia en el lugar algunos de los platos típicos de Kentucky.

También cuentan que a la gran cita que supone en EEUU el Kentucky Derby, han acudido numerosos conocidos empresarios y rostros populares de la vida social estadounidense como el padre de la hija de la chica Playboy Anna Nicole Smith, Larry Birkhead; el cantante Nick Lachey y su novia, la presentadora Vanessa Minnillo; la actriz Jenny McCarthy y el ex jugador de baloncesto Michael Jordan. Por cierto de los caballos y jinetes que participan en la famosa y tradicional carrera no se dice nada.

El Derby de Kentucky, al igual que la famosa carrera de Royal Ascot en Inglaterra, cuentan con más de un siglo de tradición, incluso dos en el caso de Ascot, y son más conocidas como evento social para ricos, famosos y aspirantes a serlo que por el deporte de la hípica al que representan.
Las tradiciones en estos eventos son de lo más curiosas. En Kentucky, el derby es conocido comúnmente como “La Carrera por las rosas” por la guirnalda de 554 rosas rojas que se otorga cada año al ganador y en homenaje a un tal Berry Wall que en 1883 entregó rosas a las señoritas presentes en una fiesta que se organizó tras la carrera organizada por el presidente Churchill, y que acabó convirtiendo la rosa en la flor oficial de la carrera.

Esta importante fiesta que cada año convoca a más de 150.000 personas se caracteriza también por otras tradiciones como el famoso cóctel Mint Julep, a base de bourbon, menta y azúcar, que se sirve a los asistentes durante el día y por los platos típicos como el burgoo, un guisado a base de carne, pollo, cerdo y verduras.

En Inglaterra, el Royal Ascot es el evento por excelencia y reúne a unas 300.000 personas que se pasean por las carreras como si del mejor desfile de moda se tratara y es también una oportunidad para disfrutar de la tradición y el folclore británicos.

Pero, si las dos carreras tienen mucho en común, cada una acorde al estilo al que representan, lo que las iguala definitivamente es la obsesión por los sombreros. Aunque no he conseguido averiguar de dónde procede la tradición de las famosas pamelas, cada año, cuando veo la noticia de las famosas carreras, no dejan de sorprenderme las dosis de creatividad que el personal emplea en ello y no quiero ni imaginar el tiempo y el dinero que deben dedicarle a tal asunto.

Si el protocolo para los americanos marca que el vestuario debe ser elegante y mejor si el traje es blanco para los hombres, para los ingleses el código para vestirse es muy formal y de etiqueta, prohibiendo la entrada a los vestidos que no sean de rigor. Claro que cada uno, entiende por elegante lo que le apetece, y los estilos son muy diferentes en uno y otro evento.
Si algún día de primavera te encuentras en visita oficial en Kentucky o en verano en Ascot, vístete elegante, pero sobre todo no olvides la pamela, que debe ser al menos vistosa. Y no te preocupes por no entender de hípica, ellos tampoco hablan de jinetes y caballos, ni siquiera los ven. Con esas pamelas es misión imposible.
Juzga tu mism@.

Marg

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