lunes, 7 de mayo de 2007

Fama


Al final será verdad eso de “hazte una fama y échate a dormir”, o algo parecido. Sí, me refiero a que cuando la fama te precede poco o nada puedes hacer.

La rubia millonaria con apellido de la cadena de hoteles mundialmente famosos, Paris Hilton, vuelve a ser portada de las revistas y diarios de todo el globo.

En esta ocasión no se trata de relatar su última borrachera, o la última cena a la que acudió sin bragas o, por contar algo más glamuroso, el último bolso-maleta que ha conseguido poner de moda a través de las páginas de toda la prensa rosa.

El viernes pasado, en plena euforia pre-weekend, Paris fue detenida y condenada a 45 días de prisión por saltarse los términos de su libertad condicional. El caso viene coleando desde que en el mes de septiembre fue detenida por conducir borracha (“bajo los efectos del alcohol” dice la prensa seria) y la sentenciaron a 36 meses de libertad condicional, un curso de reeducación y el pago de 1.500 dólares de multa.

Pues eso. Que la rubia dice que la justicia la ha tratado injustamente, y que la culpa no es suya sino de sus abogados y de su incompetente jefe de prensa que no se han leído bien las condiciones de su libertad condicional.

En sus alegaciones, Paris defendía que en los términos de su libertad condicional se indicaba que “podía conducir por razones de trabajo”. Oh, ahora lo entiendo, supongo que ella pensará que con eso lo aclaraba todo y que el juez se compadecería de ella pensando que la pobre necesita el coche para asistir al trabajo todos los días y poder llegar así a fin de mes.

No coló, y el juez ha dictado la sentencia mencionada. Pero, como siempre, uno tiene el derecho al pataleo, y los millonarios muchísimo más, así que Paris Hilton ha despedido a su jefe de prensa Elliot Mintz. El pobre hombre, para intentar evitar los daños colaterales que un despido como éste le puede acarrear a su futuro profesional, le ha enviado un email entonando el “mea culpa” :” En el correo le muestro mis disculpas por cualquier malentendido que haya sufrido por mi parte en relación con los términos de su libertad condicional. Hasta el extremo de que le transmití mal información recibida de los abogados. Lo siento profundamente”.

Ya ves, una condena del todo injusta para la pobrecita, como bien indican las declaraciones de Hilton “Yo dije la verdad. Fui tratada injustamente y la sentencia es cruel e inmerecida".Buahhh

En fin. Que la fama la precede y ni el querer atribuir la culpa a sus abogados, jefe de prensa o incluso a la policía, de la que afirma que sólo la para con el objetivo de ligar con ella, le sirvieron de atenuante en el juicio.

Aunque claro, el juez a lo mejor pensó que la interesada bien podría haberse leído la sentencia ella solita, ¿o no?.

Merx

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