jueves, 17 de mayo de 2007

Algo hacemos mal

El perfil del paciente adolescente que acude a urgencias durante el fin de semana tras un consumo importante de alcohol podría ser el de un joven de 17 años con estudios primarios que vive con su familia, es consumidor habitual de alcohol y tabaco y ha probado alguna droga en el último año.

Estas son las conclusiones a las que ha llegado un estudio tras haber analizado los ingresos por intoxicaciones agudas en las urgencias de un hospital. Siempre que leo estas cosas me surge la misma duda de si antes también era así y no teníamos información o es que realmente los seres humanos estamos degenerando a pasos de gigante. Sea como sea, y como madre de adolescente, las cifras me producen cierto escalofrío.

En solo tres días han salido a la luz pública cuatro estudios diferentes sobre los jóvenes, en los que las conclusiones son en cada uno de ellos más desesperantes. Se alerta del aumento del consumo de alcohol y drogas, o del consumo de Viagra para mezclar alcohol y sexo, o que uno de cada cuatro niños de entre 8 y 12 años bebe alcohol y no le gusta su cuerpo.

Cuesta comprender que en una sociedad como la nuestra, en la que nos vanagloriamos de la cercanía y la naturalidad que mantenemos en las relaciones con nuestros hijos y donde la información es muy accesible, cada vez tengamos más problemas y de mayor calado con las actitudes con las que los adolescentes afrontan la vida, llámale alcohol, drogas, sexo, embarazos no deseados, enfermedades víricas, anorexia, acoso escolar, violencia… etc.

Parece evidente que a pesar de todos nuestros supuestos esfuerzos, algo hay que hacemos mal y cada vez peor, puesto que las edades en las que se producen todos estos problemas son cada vez más tempranas, acercándose ya a los 10 años e influyendo irremediablemente en el rendimiento escolar y por tanto en el comportamiento y la educación.

El estudio arroja cifras tales como que de los dos millones trescientos mil jóvenes (de entre 14 y 18 años) que hay en España, más de un millón y medio "beben" con frecuencia, casi un 35% se ha emborrachado al menos una vez en el último mes y uno de cada cuatro se emborracha con cierta asiduidad. Además el 92% de los alumnos que han repetido más de un curso estaban expuestos al consumo de alcohol, y el 87% en el caso de los que han repetido un año.

Desconozco lo que pensará de estos datos la famosa Ministra que todo lo prohíbe, pero lo que es evidente es que su política no parece demasiado efectiva en este sector de la población. No obstante y para no caer en el tópico de que la culpa es de las leyes y de la educación que imparten los colegios, reconozco que el auténtico problema está en los padres.

Algo estamos haciendo mal en nuestro día a día y posiblemente sea el tiempo que dedicamos a nuestros hijos que es muy diferente al que pasamos con ellos. Falta comunicación, falta entendimiento, falta ejemplo.

Quizá deberíamos hacer un esfuerzo por entender que sólo nosotros podemos cambiar los datos.


Marg.

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