Ayer en una serie de televisión oía una afirmación de esas que, de golpe, te devuelve al pasado en un santiamén.
La afirmación en cuestión era “la maldición de las guapas”. Trataba sobre los esfuerzos que la “guapa del instituto” debía hacer para conseguir mantener el liderato que le había tocado en suerte.
Lo cierto es que yo recuerdo esa época como una de las más divertidas pero también estresantes de mi vida. Yo, por supuesto, no era la guapa del instituto aunque sí lo era una de mis mejores amigas, así que sufrí en segunda persona sus esfuerzos por mantenerse en la cresta de la ola.
Ciertamente lo de ser guapa (muy guapa, se entiende) puede ser una suerte pero también una desgracia. En la época adolescente te acarrea una serie de envidias insalvables y de admiradores odiosos que no te dejan en paz. A eso se ha de añadir la presión de mantener siempre el tipo, siempre una sonrisa auténtica y pasearte por ahí con un estilazo total porque claro, y más que nunca en la adolescencia, no es cuestión de que venga otra y te arranque de repente la corona de bellezón.
Cuando te vas haciendo mayor la presión continúa. Debes hacer frente al paso inexorable de los años con una dignidad muy superior a la del resto de los mortales y, encima, debes ir justificando tu inteligencia allá donde fueres.
Mi amiga ha envejecido con dignidad aunque, a sus ojos, eso no responde a la realidad y ahora el espejo es su peor enemigo. La imagen que le devuelve no es la de la reina del instituto ni tan siquiera, por desgracia, la de la reina de su casa. Echa de menos las miradas de admiración y las cabezas que se giran a su paso..
Sí querida, mi amiga es “carne de cañón” para esos programas estéticos tan presentes en la actualidad. Lo peor de todo es que en todo este proceso se olvidó de su belleza interior, se perdió para siempre.
Y eso, lamentablemente, no hay bisturí que lo cure.
Merx
La afirmación en cuestión era “la maldición de las guapas”. Trataba sobre los esfuerzos que la “guapa del instituto” debía hacer para conseguir mantener el liderato que le había tocado en suerte.
Lo cierto es que yo recuerdo esa época como una de las más divertidas pero también estresantes de mi vida. Yo, por supuesto, no era la guapa del instituto aunque sí lo era una de mis mejores amigas, así que sufrí en segunda persona sus esfuerzos por mantenerse en la cresta de la ola.
Ciertamente lo de ser guapa (muy guapa, se entiende) puede ser una suerte pero también una desgracia. En la época adolescente te acarrea una serie de envidias insalvables y de admiradores odiosos que no te dejan en paz. A eso se ha de añadir la presión de mantener siempre el tipo, siempre una sonrisa auténtica y pasearte por ahí con un estilazo total porque claro, y más que nunca en la adolescencia, no es cuestión de que venga otra y te arranque de repente la corona de bellezón.
Cuando te vas haciendo mayor la presión continúa. Debes hacer frente al paso inexorable de los años con una dignidad muy superior a la del resto de los mortales y, encima, debes ir justificando tu inteligencia allá donde fueres.
Mi amiga ha envejecido con dignidad aunque, a sus ojos, eso no responde a la realidad y ahora el espejo es su peor enemigo. La imagen que le devuelve no es la de la reina del instituto ni tan siquiera, por desgracia, la de la reina de su casa. Echa de menos las miradas de admiración y las cabezas que se giran a su paso..
Sí querida, mi amiga es “carne de cañón” para esos programas estéticos tan presentes en la actualidad. Lo peor de todo es que en todo este proceso se olvidó de su belleza interior, se perdió para siempre.
Y eso, lamentablemente, no hay bisturí que lo cure.
Merx
1 comentarios:
Hace unos días intenté explicarle a mi hija de 12 años, qué era la belleza interior y su cara me asustó.
Vivimos rodeados de promociones estéticas, de anuncios de píldoras mágicas, de moda en tallas inexplicables y yo....intento explicar que lo que cuenta es tu interior, el peso de la razón y la altura y la talla de los sentimientos.
"Si mamá, pero si eres fea, gorda y bajita nadie te escucha...."
Que difícil es !!...qué difícil nos lo ponen!!!
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