domingo, 27 de mayo de 2007

A la última

La imperiosa necesidad de algunos millonarios afortunados de “estar a la última”, de distinguirse de la “masa social” por sus posesiones, ya puede cumplirse con un nuevo objetivo.

Ya se ha superado la fase de la segunda, tercera o cuarta residencia (ya sabes, de playa, ski a pie de pistas por citar algunas); del velero para mostrarlo en los clubs náuticos más “in” del mundo; de la tarjeta de abonado en los campos de golf más exclusivos y un largo etcétera de todo lo que puedas imaginar que vale una pasta.

Pero como la lista de millonetis crece en nuestro país, a pesar del trabajo precario y todas esas cosas que nos preocupan a los que intentamos sobrevivir, una inmobiliaria granadina ha encontrado un nuevo producto para atacar este mercado con poder adquisitivo tan elevado.

Ahora lo más es comprarte una isla. Sí chica, una isla con todos los ingredientes para montarte tu propio paraíso y perderte en ella con quien te venga bien.
Inmonaranja, que así se llama la inmobiliaria, pone a la venta pequeños paraísos de Nicaragua, Venezuela, El Salvador, Costa Rica, Chile o Brasil, por citar algunos países que se incluyen en esta oferta inmobiliaria.

Los responsables de esta iniciativa indican que los valores de compra oscilan entre los 70.000 y los cinco millones de euros. No sé yo qué podrás comprar por 70.000 euros ya que a lo mejor a cualquier roca le llaman isla, acuérdate si no de nuestra amada y patriótica Isla Perejil, pero lo que está claro es que están triunfando con la idea.

A mí, al principio, me sonó tan descabellado como los que vendían parcelas en la Luna pero parece que un montón de inversores están viendo en el “mercado de islas” una alternativa a la ruptura de la burbuja inmobiliaria, una opción donde además la pauta la marcan los clientes.

Como no podía ser de otra manera ya ha habido algún listo que ha consultado a Inmonaranja la posibilidad de convertir a su isla recién adquirida en un país como Dios manda. Yo, la verdad, lo entiendo perfectamente porque lo de “tengo un país” debe impresionar un montón en tu círculo social, muchísimo más que decir simplemente "me he comprado una isla".

En fin, que tras esta petición la inmobiliaria se ha lanzado a buscar “países en venta”, y lo más parecido que han encontrado ha sido el Principado de Sealand, una antigua plataforma petrolífera en el mar del Norte, cerca de la costa británica. El precio acordado con su príncipe ha sido de 750 millones de euros. Ahí es nada, calderilla para los que ya han mostrado su interés por adquirirla.

Pero si lo que quieres es algo más bucólico por el módico precio de un millón y medio de euros puedes adquirir la Isla Perico, una extensión de 800.000 metros perteneciente por ahora a El Salvador. Luego le cambias el nombre y ya estarás en los anales de la historia.

No sé chica. Dentro de unos años no quiero ni imaginarme lo difícil que va a ser estudiar geografía con tanto “país” nuevo. Mientras ya sabes, si quieres hacer algo realmente diferente cómprate una isla y olvídate de esa cutrez del adosado con piscina.

Merx

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