Eso de los primeros amores tiene su tela. No hablo del primer niño que te gustó de un modo platónico, si no del primero que realmente te robó el corazón.
Con el paso de los años descubres que, además del corazón, te robó el sueño. Sí chica, el sueño porque cuando tu vida pasa por momentos difíciles en el terreno sentimental tu mente siempre retrocede a la época vivida con ese primer amor, versión original sin que las imágenes se actualicen en tu cerebro.
Hoy leo en Internet un artículo sobre el primer amor, donde nos cuentan “reavivar el primer amor es jugar con fuego”. No voy a ser yo quien diga que esta afirmación es errónea, sería un atentado contra el sentido común, pero la tentación de un “revival” sentimental seguro que la hemos tenido todas y todos.
El artículo profundiza en las experiencias de algunas personas en EEUU, que han reiniciado relaciones con ex novios de instituto. La culpa, afirma el artículo, hay que buscarla en los famosos encuentros de ex alumnos tan comunes en ese país y, cómo no, en Internet.
Aunque yo no he acabado de entender nunca esas reuniones de ex alumnos de secundaria, a parte del morbo que puede darte ver quién está calvo, gordo, que habrá sido del guapo del instituto, de su reina o del listillo de la clase, tampoco me parece que el consejo para evitar sustos sea “vayan con su pareja”. Básicamente porque, además de que no molaría tanto, lo más probable es que tu pareja te envíe a hacer gárgaras si lo metes en un local lleno de gente que, de repente, ha retrocedido veinte años y se comporta como quinceañeros con hormonas alteradas.
Afirman los entendidos, ya sabes psicólogos y esas cosas, que “las hormonas adolescentes tallan esos primeros amores en nuestros cerebros y que la voz o el tacto del amor perdido provocan deseos, necesidad y ansiedad en el cerebro de la misma manera que en los adictos a la cocaína”. Sin comentarios, desde luego tanto como adicción no diría yo pero claro de todo habrá por ahí.
Continúo con la historia y, como no podía ser menos, también se lleva su parte de culpa Internet ya que ahora tienes a tu alcance un sinfín de “buscadores” para rastrear dónde estará tu primer amor y averiguar así si aún te recuerda.
Así que el consejo para evitar ese sufrimiento es, según una mujer que pasó por la experiencia, “evitar el primer mensaje de correo electrónico” y así no poner en peligro tu relación actual por una historia del pasado.
En fin querida, que yo creo que las cosas son más simples. Creo que los recuerdos son como la tabla salvavidas en una situación mala, recuerdas la persona que te hacía feliz y empiezas a compararla con la que tienes. Sí ya sé queaunque es muy tentador no está bien, por eso de que las comparaciones son odiosas, pero es lo que hacemos.
Mi consejo es no evitar el recuerdo, porque te hace feliz, pero no busques al protagonista del mismo. Ni lo llames. Ni hagas por encontrártelo en la cola del súper. Probablemente, si lo haces, no coincidirá en nada con la imagen que tienes en tu recuerdo y eso será muchísimo peor al ver que el tiempo sí pasa factura.
Merx
1 comentarios:
Yo creo que lo mejor en estos casos, y ante la tentación de recuperar el contacto, es recordar por qué dejaste la relación. Suele funcionar cuando te viene a la mente que le olían los pies, que no te daba lo que necesitabas, o que le gustaba lo de probar lo ajeno.
Ya sabes, remedios caseros, pero funcionan
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