Dicen que algunos comen “con la vista”, otros que comen “con el olfato” y acabo de descubrir un tercer grupito que come “con el diccionario”.
Sí querida. Ahora resulta que el nombre de la comida es muy importante, incluso más que la calidad o el sabor de la misma, tanto como para intentar que un diccionario modifique la definición del mismo. Como lo oyes.
En el Reino Unido la cadena de “restaurantes” McDonald’s está llevando a cabo una campaña entre sus clientes, con libro de firmas incluido, para que el diccionario Oxford cambie una definición que consta en el mismo de la palabra McJob.
A qué punto hemos llegado chica. El gigante de las hamburguesas y comida basura contra el referente de la lengua inglesa por excelencia. Nunca pensé que pudiera producirse este enfrentamiento; piensas que, en todo caso, sería Oxford contra Cambridge o hamburguesas contra pollo frito, pero esta lucha del verbo contra la gula es asombrosa.
Resulta que en el diccionario Oxford el término McJob está definido como “trabajo mal pagado, carente de estímulos y con pocas perspectivas de futuro” y a los directivos de McDonald’s esto no les gusta nada, por lo que han iniciado una recogida de firmas entre sus clientes para “obligar” a la eliminación de esta definición tan dañina para su imagen.
No entiendo nada. Esta definición consta en el diccionario Oxford desde el año 2001, y los responsables de la editora del diccionario añaden que “el diccionario sigue los cambios que se dan en la lengua”. El término parece ser se hizo popular a partir del año 1991 por su uso en la novela Generación X.
Así, visto todo esto, mi planteamiento es el siguiente. Habría qua averiguar qué fue primero, la hamburguesa o el curro precario. Una vez hecha esta averiguación, deberíamos conocer qué piensan realmente los clientes de McDonald’s ya que a ellos a lo mejor les da morbo eso de “comerse un curro que es un asco”. Y, por último, saber hasta qué punto las afirmaciones que hace la compañía al decir que “cuentan con el apoyo del sector empresarial y de la educación” son veraces.
Mi consejo, para los directivos de la cadena de restaurantes, es que fichen a un buen creativo publicitario que “saque jugo” a esa palabreja. Acabar con un trabajo mal pagado de un bocado suena hasta estimulante ¿no te parece?.
Merx
Sí querida. Ahora resulta que el nombre de la comida es muy importante, incluso más que la calidad o el sabor de la misma, tanto como para intentar que un diccionario modifique la definición del mismo. Como lo oyes.
En el Reino Unido la cadena de “restaurantes” McDonald’s está llevando a cabo una campaña entre sus clientes, con libro de firmas incluido, para que el diccionario Oxford cambie una definición que consta en el mismo de la palabra McJob.
A qué punto hemos llegado chica. El gigante de las hamburguesas y comida basura contra el referente de la lengua inglesa por excelencia. Nunca pensé que pudiera producirse este enfrentamiento; piensas que, en todo caso, sería Oxford contra Cambridge o hamburguesas contra pollo frito, pero esta lucha del verbo contra la gula es asombrosa.
Resulta que en el diccionario Oxford el término McJob está definido como “trabajo mal pagado, carente de estímulos y con pocas perspectivas de futuro” y a los directivos de McDonald’s esto no les gusta nada, por lo que han iniciado una recogida de firmas entre sus clientes para “obligar” a la eliminación de esta definición tan dañina para su imagen.
No entiendo nada. Esta definición consta en el diccionario Oxford desde el año 2001, y los responsables de la editora del diccionario añaden que “el diccionario sigue los cambios que se dan en la lengua”. El término parece ser se hizo popular a partir del año 1991 por su uso en la novela Generación X.
Así, visto todo esto, mi planteamiento es el siguiente. Habría qua averiguar qué fue primero, la hamburguesa o el curro precario. Una vez hecha esta averiguación, deberíamos conocer qué piensan realmente los clientes de McDonald’s ya que a ellos a lo mejor les da morbo eso de “comerse un curro que es un asco”. Y, por último, saber hasta qué punto las afirmaciones que hace la compañía al decir que “cuentan con el apoyo del sector empresarial y de la educación” son veraces.
Mi consejo, para los directivos de la cadena de restaurantes, es que fichen a un buen creativo publicitario que “saque jugo” a esa palabreja. Acabar con un trabajo mal pagado de un bocado suena hasta estimulante ¿no te parece?.
Merx
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