martes, 22 de mayo de 2007

¿Reinserción? No, gracias

Hoy tenemos a otro supuesto “reinsertado” más campando a sus aires por las calles de Barcelona. Pero no a un reinsertado cualquiera, sino a un violador en serie de niñas de entre nueve y diecisiete años, conocido como “el segundo violador del Eixample”, que al igual que el primero, y tras medio “cumplir” su condena se incorpora de nuevo a la sociedad, seguramente para seguir haciendo honores a su apodo.

Alejandro Martínez Singul fue condenado a 65 años de cárcel en cumplimiento con el antiguo código penal y se ha beneficiado de redenciones progresivas de la pena hasta que ahora, tan solo dieciséis años después, sale a la calle a pesar de que durante este tiempo se ha sometido "sin éxito" al programa especial para la rehabilitación de delincuentes sexuales.


La junta de tratamiento del centro penitenciario en el que ha estado estos 16 años no le ha concedido a este despojo de la sociedad ni un solo permiso penitenciario dado que los médicos forenses señalaron que padecía una neurosis grave, cercana a la psicosis, y que no estaba rehabilitado.

Pero a pesar de los avisos y recelos de todos, el violador en serie vuelve a la calle, aunque para tranquilizarnos nos dicen que la policía ha recibido órdenes de hacer un seguimiento al preso.

¿De qué va esto? Es evidente que un elemento de tal calaña no va violar a nadie en una cárcel de hombres, se porta bien y se le rebaja la pena, pero aún así médicos, personal del centro y la propia justicia reconocen que su mente sigue funcionando al revés, y a pesar de todo, libertad. ¿Recochineo?

No señor, para esta basura no hay reinserción posible. Si son 65 años, pues se cumplen uno detrás de otro, sin reducción de pena posible, hasta que sus huesos acaben pudriéndose entre las 4 paredes de su celda. ¿O es que las mujeres violadas sólo cuentan para hacer propaganda política?


Sí, estoy indignada, pero soy mujer y soy madre de una niña, y no puedo evitar pensar en cuál sería mi reacción ante tal injusticia. Seguramente me acabaría convirtiendo tomando la justicia por mi cuenta y saldría a la calle en busca de esta basura cual vengador solitario.

Pero de momento, este despojo, puede empezar a asustar y violar jovencitas una vez más y, mientras no le pillen, podrá tomarse después una cervecita y unos berberechos en una terraza de la Plaza Cataluña, o incluso irse a Bilbao a visitar el Guggenheim y darse un paseíto por las tierras vascas con Juana de Chaos mientras se ríen de la justicia.


¡Anda ya!.

Marga

1 comentarios:

Anónimo dijo...

La justicia en este país navega entre lo esperpéntico y la locura.No hay ni una sola razón, de cualquier índole, que pueda argumentarse en favor de la puesta en libertad de este ¿tipo?, ¿animal?...

 

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