miércoles, 7 de marzo de 2007

Se acabó el pan

Se acabó. Ya no vale decir eso que decían nuestras abuelas “un niño siempre viene con un pan debajo del brazo”. No chica, ahora lo del pan pasó a la historia.

Hoy el Instituto de Política Familiar presenta un informe en el que indica que un hijo cuesta como mínimo 5.500 euros anuales hasta la mayoría de edad del mismo, una cantidad cercana al millón de las antiguas pesetas.

Está claro que el coste que se debe asumir cuando el denominado “reloj biológico” llama a tu puerta es indecente, teniendo en cuenta además que el informe de marras seguro que tira a la baja y no tiene en cuenta los gastos adicionales que van saliendo por el camino. Ya sabes, desde canguro a causa de la tan trillada “no conciliación laboral-familiar”, la ortodoncia, las extraescolares de inglés y otras varias y un largo etcétera de suma y sigue.

El Informe añade que las ayudas de las Administraciones son ridículas y apenas cubren un 5% del gasto para el 10% de las familias. A mi entender eso es lo peor, que el 90% de las familias españolas ni siquiera pueden optar a esas “ayudas” aunque sólo fuera para salir en las estadísticas ya que, continúa el informe metiendo el dedo en la llaga al compararnos con el resto de Europa, somos de los pocos países de la Comunidad Europea donde se imponen restricciones para la prestación social por hijo a cargo (límite en 9.328 euros de ingresos brutos entre ambos cónyuges).

Así está el patio. Resulta que hoy en día tener hijos es un deporte de riesgo, una carrera de fondo para llegar a fin de mes, una inversión económica de la que muchas familias no salen airosas.

Aunque desde mi experiencia todo este estrés compensa, deberían desde las Administraciones ponerse manos a la obra y empezar a ser un poco más serios en sus iniciativas. Así, por lo menos, cuando se argumente el por qué del descenso de la natalidad no sólo se hablará de que hoy la gente joven es más egoísta y por eso no quiere tener niños; quizás entonces se tendrán en cuenta factores económicos y sociales (una alarmante y creciente sociedad de consumo) que hacen de la decisión de tener un hijo una decisión difícil.

Merx

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