viernes, 23 de marzo de 2007

Cuéntaselo a tus niños

Está claro que al igual que el que no llora no mama, el que no anuncia no vende. Esto es así por mucho que algunos se empeñen en ver en la publicidad un gasto inútil, pero también es cierto que la saturación publicitaria en los medios y soportes convencionales hacen que tu producto cada vez se vea menos y entonces entra en acción, para bien o para mal, la propuesta creativa que te aconseja bajo que fórmula mágica debes vender lo que tienes.

Llegados a este punto, a mí, publicista de vocación y de profesión, me gustaría pedirle a mis colegas, bien sean creativos o responsables de comunicación de empresas, que cuando tengan que lanzar un nuevo reclamo publicitario para su producto se pongan en el pellejo del público al que lo dirigen.

El Aquarium de Barcelona acaba de lanzar un mensaje, me imagino que dirigido principalmente a los miles de padres con niños que hay en la provincia de Barcelona, para que vuelvan a visitarlo ya que ahora, con la llegada de la primavera, y sólo durante unas semanas tenemos la oportunidad única de contemplar los rituales de aparejamiento de las sepias.

Dicho así te parecerá que no es un buen plan para hacer con los niños, pero dicen que se trata de un maravilloso espectáculo que podemos contemplar a través del vidrio de una pecera especial y donde descubres como después de que el macho seduzca a la hembra con caricias, los animales cambian de color.

Bueno pues hasta aquí, les explicas a los niños que los animales también se quieren y que se dan besos, y bueno… que se ponen tan contentos que cambian a un color más bonito que el habitual color horrible de la sepia. Pero lo peor viene cuando sigues leyendo el comunicado del Aquarium y te enteras que de la pasión se pasa a la tragedia ya que parece ser que en esta época de reproducción las sepias copulan continuamente con varios machos para asegurarse la descendencia y tanto copulan que acaban muriendo de agotamiento. Y lo peor es que antes de morirse, la pobre sepia agotada pone unos 500 huevos que deja solos en el fondo de la pecera.

A ver ahora qué les cuentas a los niños. Menos mal que los padres ya estamos entrenados en estas artes gracias a los dramones que nos venden las películas de Disney y tenemos ingeniosas salidas para explicárselo todo a nuestros hijos.

Ya sabes, ves al Aquarium ahora y además de ver con tus hijos un espectáculo sin igual, participarás en el concurso “si tienes huevos, cuéntaselo a tus niños”.

Marg

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