Seguro que en más de una ocasión has sentido, como yo, una enorme compasión por los animalitos exhibidos en el zoo. Sí, ya sabemos que procuran reproducir con exactitud, más o menos lograda en algunos casos, su habitat natural y todas esas cosas que a los humanos nos puedan parecen importantes.
Piensa en los pobres delfines a los que obligan a ejercer su actividad “laboral” en exhibiciones programadas para el disfrute de niños y adultos. O a los chimpancé que tienen que aguantar todo tipo de lanzamiento de proyectiles, aunque esté prohibido, de algún que otro “amante de los animales”.
En fin, podría haber muchos ejemplos pero hoy yo me quedo con uno relativo a los osos panda. Un zoo tailandés, que había invertido la friolera de 190.000 euros en el alquiler de una pareja de osos panda, no consigue que éstos se animen a procrear.
Ante este problema, grave si tenemos en cuenta que el contrato de alquiler es por 10 años así que hay que apurarse para rentabilizar la inversión, han decidido ponerles películas porno para ver si así consiguen despertarles la líbido a los animalitos.
Las películas X, versión osos panda, sólo son para el macho que está en plena fase de abstinencia sexual el pobre. Según la veterinaria del centro “el macho sólo ha dado muestras de indeferencia, a pesar de que le ponemos la película 15 minutos cada día”.
¡Cada día! Lo que estará es aburrido el infeliz, siempre la misma historia. Además de todo este sufrimiento visual también lo han puesto a dieta, menos tallos de bambú, no fuera que el exceso de peso fuera la causa de su inapetencia…
Y digo yo si el problema no estará en la compañía. A lo mejor es que al animalito no le gusta nada la osita que le han agenciado como compañera de jugueteos sexuales. Imagínate qué cuadro. Encerrado, a dieta de tallos de bambú, con terapia visual de películas X y el pobre que no consigue sentir lo más mínimo por la osa de al lado.
Quizás es que, simplemente, al querido oso panda lo que le da es pereza. Mucha pereza..
Merx
Piensa en los pobres delfines a los que obligan a ejercer su actividad “laboral” en exhibiciones programadas para el disfrute de niños y adultos. O a los chimpancé que tienen que aguantar todo tipo de lanzamiento de proyectiles, aunque esté prohibido, de algún que otro “amante de los animales”.
En fin, podría haber muchos ejemplos pero hoy yo me quedo con uno relativo a los osos panda. Un zoo tailandés, que había invertido la friolera de 190.000 euros en el alquiler de una pareja de osos panda, no consigue que éstos se animen a procrear.
Ante este problema, grave si tenemos en cuenta que el contrato de alquiler es por 10 años así que hay que apurarse para rentabilizar la inversión, han decidido ponerles películas porno para ver si así consiguen despertarles la líbido a los animalitos.
Las películas X, versión osos panda, sólo son para el macho que está en plena fase de abstinencia sexual el pobre. Según la veterinaria del centro “el macho sólo ha dado muestras de indeferencia, a pesar de que le ponemos la película 15 minutos cada día”.
¡Cada día! Lo que estará es aburrido el infeliz, siempre la misma historia. Además de todo este sufrimiento visual también lo han puesto a dieta, menos tallos de bambú, no fuera que el exceso de peso fuera la causa de su inapetencia…
Y digo yo si el problema no estará en la compañía. A lo mejor es que al animalito no le gusta nada la osita que le han agenciado como compañera de jugueteos sexuales. Imagínate qué cuadro. Encerrado, a dieta de tallos de bambú, con terapia visual de películas X y el pobre que no consigue sentir lo más mínimo por la osa de al lado.
Quizás es que, simplemente, al querido oso panda lo que le da es pereza. Mucha pereza..
Merx
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