El amor que algunos padres profesan por sus hijos no tiene límites y las tonterías y errores que se cometen a veces por cumplir los deseos de los niños tampoco tienen desperdicio.
El padre de una fan de Andy Lau, uno de los actores y cantantes que mayor pasión provoca entre las jóvenes asiáticas, se suicidó después de que su hija, tras trece años, viera cumplido su sueño de reunirse con Lau, aunque como puedes imaginar el encuentro no le entusiasmó lo más mínimo.
Parece ser que con 15 años la niña empezó a sentir una auténtica obsesión por el actor que le llevó a dejar sus estudios para ponerse a coleccionar fotografías y noticias de su ídolo, hasta el punto de no querer saber nada de amigos o novios, en espera supongo de que su príncipe de ojos rasgados, en este caso, viniera a rescatarla de su infeliz vida.
Yo no sé qué es lo que aconsejan los psicólogos en estos casos, si es que se han encontrado con muchos como éste, pero el padre de la obsesionada niña en vez de trasladarla a la realidad, dedicó nada menos que 13 años de su vida a intentar hacer realidad el sueño de su hija, gastando una fortuna y dejando a su familia casi al borde la ruina, llegando incluso a plantearse vender sus riñones para conseguir su objetivo. También puede ser que el padre prefiriera dedicarse a perseguir al actorcillo de turno en vez de tener que seguir aguantando cada día las rabietas histéricas de la niña por no estar junto a Lau.
Por fin, el domingo pasado la joven fan y su ídolo pudieron conocerse brevemente y fotografiarse en el Club de Fans del actor en Hong Kong, con quien el padre había contactado previamente para que le ayudaran a que su hija viera cumplido su imposible.
Y al día siguiente se suicidó. Según ha explicado en una carta que ha dejado de doce páginas, lo hizo como una forma de protesta contra Andy Lau porque “ha tratado a mi hija como a una fan más, no como a una seguidora”.
Pues si la niña ya estaba como una regadera, me imagino que con la muerte del padre y los motivos por los que se ha suicidado, a estas alturas estará encerrada en un psiquiátrico y aislada en una habitación de seguridad con una camisa de fuerza. Mejor le hubiera salido a la familia llevarla a un psicólogo o meterla en vereda, como decía mi abuela, cuando estaba en la edad del pavo coleccionando fotos y recortes en vez de estudiar y salir con los amigos.
Pero debe ser cierto que algunas obsesiones no tienen límite. El año pasado conocí a una mujer que lleva más de 10 años persiguiendo por todo el mundo a un conocido regatista de la Copa América e incluso tiene interpuesta una orden de alejamiento. Aún así, esta mujer se gasta una fortuna en perseguirle allí donde va y se espera sentada en un pantalán del puerto para poder ver al regatista aunque sea de lejos.
Ya sabes, si tienes hijos en la edad del pavo que insisten en exceso en conocer al cantante o actor de turno, vigílales y sobre todo no les ayudes a recortar fotos para decorar la agenda del cole, o a empapelar la habitación con pósters y si ya se inscriben a un club de fans y dejan de concentrarse en los estudios, infórmate de quién es el mejor psicólogo de tu ciudad y no pierdas tiempo.
Padre no hay más que uno y los sueños de príncipes azules sólo se hacen realidad muy de vez en cuando.
Marg
viernes, 30 de marzo de 2007
Padre no hay más que uno Publicado por Mujeres
Etiquetas:
Sociedad
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