Dirás que estoy muy pesada con el libro El Quinto Día de Frank Schätzing, en realidad me lo compré un día que iba en busca de lectura a mi librería de siempre, porque me llamó la atención su portada y la resumida biografía de este alemán, submarinista y creativo publicitario. El Quinto Día con cerca de mil páginas ha sido su primera novela y desde que lo empiezas no puedes parar.
El libro viene a contar la venganza del mar contra el hombre, un sinfín de fenómenos extraños, muy bien documentados y explicados, que se ponen de manifiesto en varios países del mundo a la vez y contra los que tendrán que luchar y averiguar su origen un nutrido grupo de científicos de lo más variopinto. Y no te cuento más.
Pues bien, como te decía, desde que leí el libro tengo una especial aprensión por cualquier bicho que aparezca acompañado por alguno más de sus congéneres a mí alrededor. Y ya no te cuento si la aprensión la traslado al mar, ese eterno desconocido al que yo respeto profundamente, y me veo rodeada de miles de gigantescas medusas de todos los colores. No puedo evitar acordarme de que cualquier momento es bueno para que llegue el quinto día.
Pero hoy, la obsesión por el tema, que intento encerrar en mi subconsciente, me ha obligado a detenerme en el titular Invasores silenciosos, una noticia que habla de un estudio recientemente publicado sobre la cantidad de animalitos, exactamente un veintena de especies, desconocidos y extremadamente peligrosos que amenazan el ecosistema y que pululan cerca nuestro sin que nos demos cuenta, bueno sin darnos cuenta si no te tropiezas con ellos, porque pequeños, lo que se dice pequeños, algunos no lo son, y si no mira la foto.
Resulta que muchas de estas especies han sido liberadas como cebos para la caza o la pesca y rompen el frágil equilibrio ecológico. Pero sus efectos van mucho más allá: el camalote es una alga que desde hace unos años prolifera en el Guadiana y ha afectado a 75 kilómetros del río, cubriendo la superficie y matando a los peces, la almeja asiática obstruye las tuberías y daña las centrales hidroeléctricas, el mejillón cebra crece a tal velocidad que tapiza todo y bloquea cauces y tuberías y dada la imposibilidad de erradicarlo, colonizará los ríos de toda la Península, de momento del Ebro ya ha saltado al Júcar y al Segura, y ya de lo peor, la Caulerpa taxifolia, el alga asesina que está acabando con las zonas de refugio y de cría de muchos peces, por lo que su desaparición puede afectar a todo el ecosistema mediterráneo.
Luego también, por estas y otras razones, tienes peces como el silurio que sólo mide unos dos metros y no se come, o mascotas como el galápago de Florida que transmite la salmonelosis a los niños y acaba con el galápago autóctono o el cangrejo americano que está acabando con los ricos cangrejos originarios.
¿Y dices que estoy obsesionada con el libro? Ya sé que, si has llegado hasta aquí, estás aguantado un delirio importante, pero piensa en lo que te he contado y si este verano, al bañarte en la playa sólo te encuentras con alguna lata de cerveza, una bolsa de ganchitos, una compresa o con un simple mondongo…. Estarás de suerte!!!.
Marg
domingo, 11 de marzo de 2007
Invasores silenciosos Publicado por Mujeres
Etiquetas:
Curiosidades,
Estudios
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