lunes, 11 de junio de 2007

Ya están aquí

Igual que las medusas que ya acechan nuestras playas o los turistas que se acomodan en nuestras terrazas, el fuego hace entrada ya en nuestro día a día.

Los incendios, esa suerte de desgracia que en la mayoría de las ocasiones viene de la mano del hombre, han hecho su entrada en los titulares de la prensa “de temporada” con el incendio declarado hoy en Granada.

La noticia no es diferente de las muchas que leíamos el verano pasado. Una importante extensión de pinares que aún está por determinar y en cuya extinción participan numerosos efectivos humanos y técnicos.

Ya ves, aunque no hay mucho más que contar no deja de ser un tema con el que estoy particularmente sensibilizada. El año pasado Galicia vivió uno de los veranos más negros de su historia, con miles de hectáreas arrasadas por el fuego y con un previsión de casi 50 años en algunas zonas para volver a verlas tal y como eran así que hay paisajes que mis ojos ya no volverán a contemplar.

No sé qué medidas más estrictas deberían adoptarse. No sé tampoco si el secreto está en endurecer las penas para evitar el “negocio” de la madera o la recalificación como urbanizable de una zona que no lo era. Sin olvidar el rumor a voces sobre el “castigo político” que significaban estos incendios para los responsables en el poder.

Pero, lo peor, es que tengo la extraña sensación de que yo no sé pero ellos tampoco. Me refiero a nuestros dirigentes que hoy se reunían en Santiago de Compostela para constituir el Comité Integrado de Prevención de Incendios Forestales en Galicia, que será el encargado de establecer los medios adecuados para la lucha contra el fuego.

La constitución de este Comité es consecuencia de las medidas aprobadas el viernes pasado por el Consejo de Ministros que, ante los antecedentes de lo ocurrido en el 2006, ha decidido establecer “un despliegue de patrullas terrestres, helicópteros y misiones de vigilancia y disuasión, previéndose una actuación gradual articulada en tres niveles de esfuerzo, según la existencia o no de emergencia y la gravedad de la misma”.


Pues no me quedo más tranquila, qué quieres que te diga. Dejando de lado que me sorprende que hayan esperado a “la nueva temporada” para ponerse manos a la obra y constituir un comité de este tipo en pleno mes de junio, resulta curioso, por ejemplo, que el tema de los incendios fuera asignatura obligada en los colegios durante el primer trimestre escolar. Que a los niños les explicaran la importancia de conservar los bosques y les entregaran un hermoso cartel con los “derechos de los árboles” que por supuesto mi hija tiene colgado en un lugar de honor en su habitación. Pero claro, eso no es política de despacho.

Quizás deberíamos encomendarnos a las meigas y suplicarles que hagan de este verano un paisaje sin humo ni zonas devastadas por el fuego. A lo mejor con esto tenemos más éxito que con las “medidas adoptadas”, y volvemos a recuperar nuestros bosques o por lo menos evitamos seguir perdiéndolos.

Merx

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