sábado, 16 de junio de 2007

Negar la evidencia

Hasta ahora me había reprimido. Sí, aunque llevo bastantes días leyendo en la prensa la polémica generada con la nueva asignatura, Educación para la ciudadanía, hasta ahora había logrado resistir la tentación a tratar tan espinoso asunto.

Claro que entiendo los intereses de defensores y detractores, por supuesto, pero no deja de alucinarme que cada vez se cortan menos para hacer juicios de valor y para nombrarse como representantes de una “amplia mayoría de españoles…”.

Te contaré que he intentado, sin éxito, ponerme al día de este delicado asunto. En un primer momento pensé que la asignatura en cuestión no era más que una nueva forma de llamar a la asignatura de Ética, que ya en su día se estudiaba en los institutos como opción a la de religión.

La polémica se genera, entiendo, al hacer de la misma una asignatura obligatoria en la enseñanza. Y, por supuesto, por estar enfrentada con los intereses de la doctrina religiosa, tan poderosa aún en nuestro país.

De la mano de los que se oponen a la misma se ha creado una plataforma de ciudadanos, Hazte Oir, que está invitando a “objetar” contra la nueva asignatura y presionando, desde la Conferencia Episcopal, a los colegios católicos para negarse a impartirla.

Por su parte, desde el Gobierno la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, afirmó en el Parlamento que los alumnos que no cursen esa asignatura "no obtendrán las titulaciones correspondientes". Estas palabras le van a costar una querella de la plataforma mencionada por, según ellos, "obstaculizar e impedir el ejercicio de derechos fundamentales".

A ver, por favor, un poco de seriedad. La Conferencia Episcopal acusa, desde sus plataformas mediáticas en algunos casos y pastorales en otras, de que el Estado impone previamente la agenda de lo políticamente correcto. Pues, sinceramente, no sé de qué se extrañan porque en eso consiste dirigir un país, en dictar sus leyes y en vigilar que se cumplan los modelos de convivencia establecidos. Aunque, claro, el quid de la cuestión es que son ellos los que desearían imponer esa “agenda”.

Continuo. Es evidente que la enseñanza nunca es objetiva en su totalidad. La filosofía, o incluso la historia, pueden ser asignaturas bien diferentes en función de la interpretación que de la misma haga el docente. Siempre ha sido así, antes y ahora. Así que me lleva a pensar que en realidad lo que no aceptan es el cambio en los modelos de sociedad, en lo que realmente está bien y en lo que está mal. Por que de eso, querida, es de lo que estamos hablando.

Y si no juzga tú misma. Estas son algunas de las quejas que realizan al contenido de la nueva asignatura: “establecen una moral de Estado en la que los valores cristianos equivalen a los musulmanes y éstos a los laicos, en una visión relativista en la que la única autoridad moral dimana del poder político, y por debajo de ella, da lo mismo un valor católico que uno budista que uno mahometano” y siguen con conceptos tan “irreverentes” para este sector como "el Estado establece que en la formación moral de los niños ha de incluirse la aceptación de una variedad de formas de familia, o que la globalización provoca injusticias, o que es justo que el Estado reparta la riqueza, o que la seguridad y la paz dependen de la primacía de la ONU y el multilateralismo, o que puede ser bueno y conveniente dialogar con terroristas, o que España es una nación de naciones"

Seguro que ahora no te asombra que se defiendan con uñas y dientes, y hagan todo lo posible por negar la evidencia. Por que, señores, la evidencia es que la realidad del hoy ha cambiado. Y eso también forma parte de la educación.

Merx

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