domingo, 24 de junio de 2007

Una jugada magistral

Hace poco leí un libro de Diane Setterfield, “El cuento número 13” en el que una conocida escritora, viendo que se acercaba el final de sus días, contrata a una documentalista para que escriba su biografía, con la promesa de no mentirle. Una vida misteriosa que la escritora siempre ha ocultado a través de mentiras y pasajes inventados de su vida para ocultar la terrible y dramática existencia que había tenido.

Esto era supuestamente ficción porque se trata de una novela, pero ¿cuánto hay de realidad en cada novela que se escribe y cuánto hay de novela en la vida real?. Algo similar a la historia narrada en “El cuento número 13” ha conmovido esta semana a los intelectuales americanos con la escritora Laura Albert como protagonista de la historia.

El pasado viernes, la escritora Laura Albert fue condenada por un tribunal federal de Nueva York a pagar a la productora de cine Antidote International Films 116.500 dólares por fraude, daños y perjuicios.


Laura Albert se escondió durante años bajo el pseudónimo de J.T.Leroy, un nombre que tras la publicación en 1999 de su primera y exitosa novela Sarah, se convirtió en EEUU en escritor clave. Sarah narraba una historia sobre abusos a un menor, supuestamente inspirada en la vida del propio Leroy, quien aseguraba ser hijo de una prostituta, que acabó siendo chapero y enganchado a todas las adiciones, con una vida miserable que pudo superar gracias a la literatura.

La productora de cine compró los derechos para llevar Sarah al cine, pero a finales de 2005 se descubría que J.T. Leroy, que ocultaba su timidez tras unas gafas y una peluca y concedía sus entrevistas por teléfono o e-mail, en realidad nunca existió. El tal Leroy, que se codeaba entre famosos como Winona Ryder, Courtney Love o Marilyn Manson era, en realidad, Savannah Knoop, excuñada de Laura Albert.

El supuesto terrible pasado de J.T. Leroy y los tres libros publicados bajo su nombre, resultaron ser ficciones literarias creadas por Laura Albert, que con un arte magistral en eso del mentir o del inventar, consiguió engañar durante más de una década a los grandes literatos y periodistas estadounidenses.

Pero la vida, en principio real de Laura Albert, también es digna de novela. Albert sufrió abusos sexuales desde los tres años, su madre la internó en un manicomio en plena adolescencia, vivió entre heroinómanos y trabajó como operadora de líneas calientes haciéndose pasar por varias nacionalidades.

Desbordada por su propia vida, Laura solicitó ayuda psicológica adoptando varias personalidades, de entre las que nació J.T. Leroy, a quien le construyó un pasado demoledor, salpicado de todos los ingredientes para el éxito: sexo, sida y heroína.

J.T. Leroy consiguió establecer relación con varios escritores argumentando que su psiquiatra le había recomendado dedicarse a escribir sobre su propia vida para expulsar de ella a sus demonios.Con tal destreza, consiguió el apoyo y la ayuda necesarias para introducirse en el mundo editorial.

Ahora, una vez descubierta la farsa, lo que más ha dolido a quienes la ayudaron es que Albert utilizara el engaño del sida. Su propio editor aseguraba que “Muchos de nosotros creímos estar ayudando a un joven del que habían abusado de niño, que se había prostituido, que tenía sida y que estaba superando una experiencia de violencia a través del arte. Hay varios niveles de fraude pero éste es reprensible moralmente. Creo que jugar la carta del sida para llamar la atención es inaceptable. Quizás para los lectores dé igual pero no para la comunidad literaria”.

Una historia increible que lleva de nuevo a plantearse los límites entre ficción y realidad, y la delgada línea que existe entre arte y negocio. Mi admirado Paul Auster, encantado con la habilidad que Laura Albert ha mostrado para modelar su vida afirmaba “A mí toda la historia me parece fascinante, muy literaria. Aunque me faltan detalles, no creo que haya traicionado a sus lectores. Ella escribía ficción así que, en ese sentido, no engañó a nadie

Sin duda, la ficción inventada por Albert, la verdad que escondía su obra y la realidad de su vida son temas más que suficientes para editar un nuevo libro y para producir más de un película donde se mezclen la novela con la historia real del fraude de J.T. Leroy y su creadora, Laura Albert.
Yo suscribo la opinión de Auster. La de Laura Albert me parece una jugada magistral que sólo un genio es capaz de inventar. Es como una novela en 3 dimensiones, que a partir de ahora va a vender lo nunca visto. Es lo más!!!.

Marg

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