domingo, 24 de junio de 2007

El otro fuego

Ayer A Coruña celebraba su noite meiga, la más importante. La noche de San Juan, la más corta del año, se celebra en A Coruña una de las fiestas más queridas por la ciudad pasando por encima de las fiestas patronales.

Es la noche meiga porque se celebra una especie de culto al fuego, al bueno, al que da vida y no al que la quita de los montes de Galicia todos los veranos. Durante la semana anterior la gente se dedica a recopilar enseres viejos para avivar el fuego que esa noche se hace en las playas. El mismo que servirá para asar las tradicionales sardinas y para saltar horas después buscando así la protección de las fuerzas del bien.

Esta fiesta, declarada de interés turístico nacional, consigue que toda la gente se eche a la calle y olvide por una noche el tradicional carácter contenido de los gallegos para derrochar vitalidad y energía.

Anoche las playas de Riazor y Orzán, toda la bahía de A Coruña, era un reguero de hogueras alrededor de las que la gente cantaba y daba la bienvenida al verano. Conforme las hogueras se iban consumiendo comenzaban los saltos sobre el fuego, a poder ser un número impar, saltos que simbolizan la creencia de que el fuego consumirá lo que hay de impuro en la persona y alejará los maleficios.

Son muchas las tradiciones relacionadas con el fuego, la creencia que le otorga poderes purificadores y que lo encarna como ahuyentador del mal. Una fiesta pagana por naturaleza ésta, en la que el “haberlas aylas” parece más presente que nunca en las mentes de la gente.

Bueno, hasta aquí la crónica turística. No sé si el fuego purifica a la persona y ahuyenta las envidias y los malos presagios, pero yo salté. No me quemé, y además me presté a poner en práctica las recomendaciones de los lugareños para rechazar todas las fuerzas maléficas.

A ver si así el mundo mejora, aunque sólo sea un poquito.

Merx

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