martes, 19 de junio de 2007

Los diez mandamientos


Bueno, los responsables de Tráfico cuentan desde hoy con un nuevo aliado. Como lo oyes, la Iglesia ha decidido aportar su granito de arena a las diversas campañas llevadas a cabo para reducir los accidentes de tráfico.

Pero no creas que se ha mantenido sólo en la línea del carné por puntos, es decir normas básicas de respeto de las señales y etc., si no que han profundizado un poquito más en la cuestión no limitándose sólo a la conducción.

A saber. Para impresionar, la denominación de la nueva normativa eclesiástica para el asunto que nos ocupa es “Pautas para el cuidado pastoral de la carretera” y está compuesta por “diez mandamientos”. Ahí queda eso niña, un auténtico compendio de lo que debe y no debe hacerse al conducir un vehículo desde el punto de vista “moral”.

Entre los mandamientos encontramos algunos muy en la línea de la Dirección General de Tráfico, como no conducirás bajo la influencia del alcohol, acatarás los límites de velocidad o respeto por los peatones por poner algún ejemplo.
Luego hay otros digamos un poco menos en la línea de Tráfico y más en la del Vaticano. Así vemos que no debe considerarse el coche como un objeto de glorificación personal (qué faena para los que cambian al último modelo de coche para fastidiar al vecino), o que no se deben decir “tacos” cuando uno disfruta del placer de conducir aunque ellos indican sutilmente “evitar gestos rudos al conducir”.


Pero yo me quedo con el quinto mandamiento que dice “los coches no deberán ser para ti una expresión de poder y dominación, ni una ocasión de pecado”. Podríamos decir que con este mandamiento se cargan de un plumazo la mayoría de las estrategias creativas de las marcas de coches, las que denominan gama alta, y a la vez eliminan el morbo de “hacerlo en el coche”. Sí querida ya que, para aclarar este aspecto, en la rueda de prensa el cardenal Renato Martino decía que un coche se convierte en ocasión de pecado “cuando es usado como lugar para el pecado”.


Así que lo de enrollarte con el novio en el coche se ha acabado. Sólo podrás hacerlo si previamente te has casado con él, por la Iglesia por supuesto, y si el encuentro no es fruto de la pasión del momento sino de la necesidad de reproducción de la especie. Y lo de tunear el coche prohibidísimo también, porque estás usando el vehículo como medio “de ostentación y con objeto de eclipsar a otras personas y generar un sentimiento de envidia” (que ya era pecado antes del coche).


Y por último, pero no menos importante, la recomendación de rezar mientras se conduce. La radio o el CD distraen, pero rezar no.


En fin. Como dicen por ahí “no hay mal que por bien no venga” y cualquier tratado sobre normas de conducción será bien recibido. Aunque yo no acabo de comprender qué relación tendrá con los accidentes de tráfico el montártelo con alguien en el coche, si está parado claro. ¿Y tú?

Merx

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