lunes, 18 de junio de 2007

La sombra de una duda

En ocasiones, podríamos afirmar que en la mayoría de ellas, cuando sobre alguien se cierne la “sombra de la duda” su suerte está echada. Quiero decir que aunque luego se demuestre que sólo se trataba de una duda, ni siquiera necesariamente razonable, el mal ya está hecho.

Este fin de semana la prensa, al completo, recogía la detención en Orense de Rodrigo Barrio como presunto autor del asesinato de sus padres y hermano en el año 2004. Hemos podido leer de todo en los múltiples artículos publicados sobre esta detención donde a pesar de que se señalara como “presunto”, estoy convencida que todos los lectores interpretaban en realidad “culpable”.

He visto opiniones de compañeros de estudios; compañeros que interpretaban la actitud callada y reservada de Rodrigo como un carácter “raro”. Otros que indicaban que sólo hablaba en las clases de filosofía, como si eso fuera indicativo de un desvarío de la razón.

La familia. También se ha hablado de la familia, la que le queda claro está. Opiniones dentro de las noticias, entiendo que añadidas por el propio periodista al señalar como noticiable que la familia no se acercara “ni a darle un abrazo” cuando estaba junto a la policía mientras registraban su casa, o que se asombraban que en todo este tiempo no hubiera derramado ni una sola lágrima.

Hoy, lunes, leo que la juez encargada del caso, titular del Juzgado de Menores de Burgos, ha acordado su puesta en libertad y ha decretado el secreto de sumario sobre el caso. El mismo tribunal que el miércoles pasado, tras una declaración de más de seis horas de duración, decidió su internamiento en un centro de menores como “medida cautelar”.

Y ahora ¿qué?. Me refiero que ¿a dónde irá?. No sé si es un psicópata de cabeza fría capaz de asesinar a su familia y luego dedicarse durante más de dos años a vivir su vida. No sé si es alguien que sale a la calle por un cúmulo de pruebas “circunstanciales” que no pueden corroborar la versión de la policía. No sé.

Solo sé que en el caso de que sea inocente, presunto inocente, habrá un antes y un después de este fin de semana. Me pregunto cómo seguirá su vida, si volverá a su residencia de estudio con esos compañeros que lo ven “raro” y cómo mirará a los ojos de su familia, de la que le queda. Y la novia, ¿volverá a confiar en él?.

La sombra de una duda que genera dudas sombrías sobre él. Seguiré atenta a la evolución del caso que seguro tendrá un mal final. Sea culpable o inocente.

Merx

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