Sé que no es muy atrayente ponerse a pensar en ese futuro, no tan lejano, en el que ya seremos mayores. Sí hablo de esa etapa de tu vida que, por mucho que las instituciones y organismos insistan en denominar “edad dorada”, no le veo yo la relación del nombre con la situación.
Imagina. Si tienes suerte de llegar a esa “edad dorada”, es decir los 65 años, con un buen estado físico y mental, deberás enfrentarte a verdaderos retos para adaptarte a ella. Tendrás también que asumir que, en muchos casos, comienza una nueva etapa “laboral no remunerada” al tener que ocuparte de tus nietos como consecuencia de esa tan cacareada conciliación laboral y familiar que no acaba de arrancar.
No hay que ser pesimista, eso nunca, pero la verdad es que los que, como yo, estamos en la “mitad” de esa vida laboral comenzamos a mirar esa etapa con una cierta sensación de vértigo.
Imagina. Si tienes suerte de llegar a esa “edad dorada”, es decir los 65 años, con un buen estado físico y mental, deberás enfrentarte a verdaderos retos para adaptarte a ella. Tendrás también que asumir que, en muchos casos, comienza una nueva etapa “laboral no remunerada” al tener que ocuparte de tus nietos como consecuencia de esa tan cacareada conciliación laboral y familiar que no acaba de arrancar.
No hay que ser pesimista, eso nunca, pero la verdad es que los que, como yo, estamos en la “mitad” de esa vida laboral comenzamos a mirar esa etapa con una cierta sensación de vértigo.
Pero no sufras. Nuestros políticos, tan listos ellos, han decidido hacer algo al respecto. De este modo pretenden cambiar la “cultura” de la ansiada edad dorada. ¿Cómo? Pues, según palabras del secretario de Estado para la Seguridad Social, Octavio Granado “lo que hay que conseguir, con un sistema de incentivos razonable, es que los trabajadores tengan mejores condiciones de trabajo y que por decisión propia posterguen ese abandono del sistema laboral”. Además, en su intervención en la rueda de prensa previa al acto de entrega de las medallas al Mérito en el Trabajo, añadió que “el objetivo es acercar la edad real de jubilación a la edad ordinaria".
Pues, debo ser muy torpe, pero yo esto último no lo entiendo. No sé qué quiere decir con lo la “edad real”, ¿real para qué? ¿para quién?. Supongo que no se referirá a la edad mental porque, en este caso, muchos se jubilarían con 20 años y otros no lo harían en toda su vida.
Pero no acaba aquí la cosa. El Sr. Granado defendió el estado actual de las pensiones de jubilación, afirmando que eran muy razonables y ajustadas a los salarios españolas. Creo que este señor no se ha dado una vuelta por ningún centro de mayores ni tan siquiera por uno de esos parques en los que el sol calienta las mañanas; si así fuera, si hablara con los que allí encontrara, se daría cuenta de las dificultades de muchos de los pertenecientes a la “edad dorada” para llegar a final de mes.
Por último lanzó un claro mensaje “los trabajadores, que son los que cotizan, van a tener que seguir haciendo "un esfuerzo solidario" para mantener este sistema, ya que sería "irresponsable" subir las prestaciones sin garantizar que los ingresos de la Seguridad Social crecen en igual proporción". Ahí queda eso, quien avisa no es traidor.
Así el patio, ¿qué quieres ser tú de mayor?
Merx
1 comentarios:
¿Y el Sr.Granado le ha explicado sus ideas a las grandes empresas multinacionales?. Parece que no, porque cada vez más la tendencia es echar a la calle a los profesionales con experiencia a base de bajas incentivadas o pre-jubilaciones y sustituirlos por jóvenes con escaso curriculum laboral, aunque con muchos estudios, que son más baratos y más "moldeables".
Bobadas una vez más de los políticos que no tienen los pies en el frío suelo de la realidad
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