sábado, 7 de abril de 2007

Las monas se visten de seda

Me acuerdo de las tremendas críticas que los cantantes, veteranos en el mundo de la música, lanzaron a los triunfitos, y lo siguen haciendo, cuando la tele les dio la oportunidad de entrar en el círculo de los famosos, cantaran bien o no, por el solo hecho de haber sido apoyados por media España. Claro que la selección natural y la lucha por sobrevivir, afortunadamente, sólo nos ha dejado a unos pocos lumbreras capaces de escalar a los más altos puestos de las listas de éxitos.

Luego están los que han asumido el papel de periodistas sin serlo o la de famosos sin merecerlo. Toda esa pandilla de frikis que han nacido de los grandes hermanos de turno y que invaden los programas del corazón ejerciendo de periodistas de tres al cuarto con sus cotilleos, en algunos casos con la desfachatez de creerse periodistas de investigación cuando han perseguido durante más de 24 horas a fulanito de tal para poder contar después donde y con quién desayuna, come, cena.

Ahora lo último en el cambio de identidad o en meterte donde no te llaman es ponerse a diseñar moda sin haber cosido en la vida un botón o haber intentado enhebrar una aguja. Parece que la tendencia de los famosos por convertirse en diseñadores de moda es lo más in, eso sí, en ropa a su imagen y semejanza te guste o no.

Así, y reconociendo que no saben ni dibujar, ni cortar ni coser, se han subido al carro de las pseudo modistas glamourosas Madonna, Jennifer López, Kate Moss, Scarlet Johansson, Kylie Minogue, y ahora las hermanas Mo y Pe Cruz que no han querido ser menos en esto de “lo último en famoseo en los EEUU”.

Parece ser que con esta moda todos ganan. Para los famosos supone una importante fuente de ingresos adicionales y a las marcas les viene como miel sobre hojuelas para sus campañas de marketing, aunque yo tengo mis dudas sobre cómo acabará todo esto. Entre otras cosas por que las colecciones de los súper famosos se venden a precios de famosos y no a precios de calle, por lo que algunas marcas están cambiando su filosofía de “para todos los públicos” por la de boutique de alta costura sin serlo.

Los que no sé si estarán tan contentos con esta nueva tendencia son los auténticos diseñadores de toda la vida que han vestido hasta ahora a las divas de la canción y el cine, los Armani, Versace y Jean Paul Gaultier de turno, porque si las divas tienen algo de honradez y las empresas de moda han sido hábiles, deberían cumplir con el compromiso de ponerse sus propias creaciones por aquello de vender con el ejemplo.

Tampoco sé cómo se sentirán todos aquellos que tienen el diseño como vocación y buscan una oportunidad para darse a conocer, a lo peor el futuro que les espera es convertirse en negros de las grandes divas y coser lo que ellas puedan idear, si es que lo hacen ellas.

Y para nosotros, los de a pie de calle, y si ésta nueva moda se extiende como una plaga entre los famosos, pues que Dios nos pille confesados. Si ya hay gente que sueña en vestir como sus ídolos, tendrás que buscarte un ídolo a tu imagen y semejanza o, si no lo encuentras, deberás optar por parecerte a una de las divas en cartel.


Todo un reto. Pero recuerda que aunque las monas se vistan de seda, monas se quedan. Ellas seguirán siendo cantantes y actrices, tú no.

Marg

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