miércoles, 25 de abril de 2007

Un poquito de tu propio veneno, darling

El culebrón más apasionante del momento es la Campaña de Hillary Clinton por conseguir convertirse en la primera mujer Presidenta de los EEUU. Pero no por el programa político de su candidatura demócrata, sino por el papel que en todo esto está jugando su querido marido y ex de los EEUU, Bill Clinton.

A Hillary Clinton, que lleva a su marido a rastras en su periplo electoral como si fuera un bolso de mano, y que está muy bien situada para conseguir su objetivo político y, supongo que también personal, la pregunta que más le hacen es Si llegas a presidenta, ¿qué papel tendrá Bill? Y la respuesta nunca aparece. Los Clinton se limitan a dar largas al asunto y así llevan varios meses, dejándonos con la intriga.


Es más, cuando todo el mundo suponía que si Hillary alcanzaba la presidencia, su marido podría convertirse en un magnífico secretario de Estado, la senadora por Nueva York ha puesto fin a las suposiciones de muchos respondiendo que eso es ilegal, y dejándonos otra vez con la incógnita de lo que piensa hacer con su marido.

Pero el culebrón de los Clinton nos ha ofrecido hoy un nuevo capítulo mucho más interesante y que casi nos deja ver el desenlace de la historia de esta apasionante mujer. La ex primera dama, consciente de la popularidad de su marido, está dispuesta a aprovecharla y ha afirmado que, sin duda, “Bill es el mejor Cheerleader que América pueda tener en el extranjero… y un cheerleader es muy necesario porque la amistad con otros países es crucial”.

¿Genial no? La idea de Hillary, que evoca a un Clinton vestido con minifalda y pompones, realizando todo tipo de piruetas durante los intermedios de los discursos de su esposa, y ensalzando su imagen y la de EEUU por todo el mundo ha sorprendido a ajenos y a extraños y ha obligado a la senadora a explicarse, arreglando un poco el argumento y aclarando que, de lo que se trata es “de convertir a Bill en una especie de gran embajador de EEUU en el mundo, un emisario para grandes asuntos." ¡Vaya cambio, eh!

Y Bill, volcado en la tarea de recaudar fondos para la campaña de su señora, reconoce que si Hillary llega a conseguir instalarse en la Casa Blanca, será su esposa quien sea presidenta y no él, y dice que “ella tomará las decisiones y yo la ayudaré porque tengo mucha experiencia

Este hombre es un ingenuo. Yo estoy convencida que, siguiendo aquella máxima que dice que la venganza es un plato que se sirve frío, o haciendo uso de la Ley del Talión, la del ojo por ojo, lo único que está haciendo Hillay es enfriar el plato y hacer pasar a su marido por algo parecido o peor, porque el culebrón aún no ha terminado, a lo que ella pasó mientras aguantaba los cuernos en su cabeza ante la mirada del mundo entero. Mientras el tema se quede en cheerleader y no lo convierta en palanganero, tira que te va.

Estaremos atentos al siguiente capítulo de “un poquito de tu propio veneno darling”.

Marg

1 comentarios:

Anónimo dijo...

jejeje. Yo creo que esta mujer lo primero que tiene pensado hacer si llga a Presidenta es echar a su marido a la calle. Despedirlo!No le va a dar ni el paro! Aunque quien sabe...a lo mejor lo contrata de becario....

 

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