martes, 3 de abril de 2007

¡ En el nombre del Padre no !

El pasado 2 de febrero el Gobierno italiano superó sus diferencias y en un acalorado ambiente de discusión política aprobó finalmente un proyecto de ley que regula "los deberes y derechos de las personas que tienen una convivencia estable". La ministra italiana para la Igualdad de Oportunidades y principal promotora del proyecto de Ley, Bárbara Pollastrini, explicó que el proyecto hace referencia a las personas mayores de edad, también homosexuales, que "conviven con un vínculo afectivo”.

Entre los derechos reconocidos se encuentran muchos de aquellos que hasta ahora llevaban a las parejas de hecho a contraer matrimonio por aquello de tener todo controlado legalmente por si pasa algo, como es el de la tutela de la parte más débil de la pareja, cuando después de tres años (de convivencia) se rompe la relación afectiva, poder disfrutar de los derechos económicos, del derecho a la compañía en caso de hospitalización o las visitas a la cárcel, regular la asistencia sanitaria, la sucesión de los contratos de alquiler, o poder acceder a los derechos de sucesión, entre otras cosas.

Como siempre pasa con estas cosas, ya se ha armado la gorda entre los defensores de la familia tradicional y por supuesto la Iglesia, las asociaciones de gays y lesbianas, y los diferentes grupos políticos con sus, por supuesto, diferentes opiniones. Bueno, todo esto está muy bien porque es lógico que con temas tan controvertidos como éste se genere discusión.

Pero lo que ya se pasa de castaño oscuro es la postura que la Iglesia, representada por el Vaticano, viene mostrando en los últimos tiempos. Para mi gusto y con todos los respetos, una postura un tanto radical e igual de provocadora que otros grupos a los que acusan de exacerbados o “ultras”.


El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Angelo Bagnasco, ha desatado una polémica en Italia por sus declaraciones contra las parejas de hecho, que ha provocado que en estos momentos se encuentre bajo protección oficial por miedo a represalias. Bagnasco equiparó las parejas de hecho, y no se refería únicamente a las homosexuales en las que las críticas de la Iglesia ya son algo habitual, al incesto y la pederastia, asegurando que si el Proyecto de Ley llega a aprobarse nos encontraremos en grave peligro.

"¿Por qué decir que no a varias formas de convivencia, a crear figuras alternativas a la familia? ¿Por qué decir que no al incesto de un hermano y una hermana que viven juntos y tienen hijos en Gran Bretaña? ¿Por qué decir que no al partido de pederastas en Holanda?", dijo Bagnasco y seguidamente añadió “hay que tener en cuenta que estas aberraciones están ya presentes, al menos en brotes iniciales" por lo que "si cae el criterio antropológico de la ética sobre la naturaleza humana será difícil decir no después”. Si entiendo bien el concepto de Bagnasco, los que vivimos en pareja sin estar casados estamos gestando el embrión del mal, sí algo así debe ser.

¿Impresionante no? Yo personalmente hace tiempo que dejé de creer en la Iglesia, que no en el cristianismo, precisamente por posturas como ésta. Creo que va siendo hora que en el nombre del padre no se permita a determinados personajes humillar a los seres humanos, sobre todo cuando no siempre practican con el ejemplo.

La mejor respuesta, en este sentido, a las provocadoras declaraciones de Bagnasco vino del parlamentario de Demócratas de Izquierda, Franco Grillini, quien dijo a Bagnasco: "Sobre la pedofilia, haga limpieza en casa".

Yo además de apoyar a Grillini, pediría unos cursos de reciclaje e inmersión en la vida moderna. Y que no se escuden en el nombre del Padre para ofendernos como si fuéramos la semilla del diablo. Así de simple.

Marg

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