martes, 30 de octubre de 2007

Pre-campaña

Sorpresa y asombro. Eso es lo que he sentido al leer que una compañía juguetera de Alicante saca al mercado la primera muñeca con las facciones de un bebé con síndrome de Down.

He leído la noticia tres veces, intentando ver si era capaz de llegar a una conclusión. Es decir si, tras el asombro inicial, podía posicionarme a favor o por el contrario criticar la iniciativa.

Y aún no lo sé. Sé de las dificultades de integración, en algunos casos, de los niños aquejados de esta enfermedad pero imagino que la misma que tendrán niños autistas, por ejemplo, aunque su afección no sea visible de la misma forma.

El juguete, ideado en una empresa valenciana y fabricado en Onil, se llama Baby Down y se distribuye en Ibi, Alcoy, Alicante y Madrid a un precio aproximado de 25 euros. Los objetivos, según la empresa alicantina, son “fomentar la integración en la sociedad de las personas afectadas por esta discapacidad” así como hacer una aportación a la Fundación Down España.

Lo de la aportación está bien, he pensado, pero claro cuando he visto que de esos 25 euros sólo tres se destinan a la fundación, mi buena impresión ha cambiado de nuevo. Tampoco estoy completamente de acuerdo en que este muñeco lleve a la integración en la sociedad, como indican, ya que su única diferencia es su aspecto “con los deditos un poco separados y la lengua un poquito fuera”, señalaba el presidente de la empresa.

Pero no se han parado ahí. En la presentación del muñeco afirmaban que “está concebido para que los niños le den mimos y conozcan lo que necesita un bebé con síndrome de Down”. Para facilitarles la tarea, a los niños, el bebé viene acompañado por un folleto donde explica qué actividades se pueden hacer para desarrollar sus capacidades.

No sé qué opinión te merecerá a ti esta iniciativa. Pero yo no lo veo demasiado claro. Primero no entiendo que un niño que juegue con un bebé con apariencia de Síndrome de Down vaya a “comprender” cómo se debe tratar a un bebé de estas características, básicamente porque no creo que tenga ocasión, o por lo menos no debería, ponerlo en práctica.

En segundo lugar la inserción o no en la sociedad depende de cosas más importantes como la escuela, la educación en casa y esas cosas de cada día. Durante un año mi hija estuvo asistiendo a un colegio de “integración”, en el que compartía aula con niños con deficiencias motoras y con síndrome de Down.

Es evidente que el primer mes me pasé todos los días contestando miles de preguntas sobre, sus dificultades de movilidad, su lentitud para aprender y miles de cuestiones que, a sus ojos, los hacían diferentes.

Y, por raro que pueda parecer, lo que menos le llamaba la atención era su aspecto. Así que espero que esta “iniciativa” no sea una pre-campaña navideña buscando eso que los de marketing llamamos “nicho de mercado”, a costa de algo tan serio como el Síndrome de Down.
Merx

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi esta idea me suena igual que la de vender ataúdes con buenorras. Las palabras del presidente de la empresa de juguetes son puro marketing.

Ya existió en su día la Barbie en silla de ruedas, para los mismos fines, y nadie la ha vuelto a ver.

Anónimo dijo...

Hola!!

Soy Carolina de Tarragona.
Me parece muy interesante tu post. No sabía de la existencia de este juguete y en verdad también tengo muchas dudas si en verdad va a cumplir alguna función.
Me recuerda a cuando era pequeña y vendían muñecos negritos en España y algunasssssssss personas los compraban para que los hijos se fueran adaptando a las diferencias. No sé que decirte.
El respeto a las diferencias depende tal cual como dices de la educación, de lo que vives en casa con los pensamientos de tu entorno, con la vivencia en vivo y en directo de niños diferentes y compartir con ellos.
Solo de esta forma nos integramos todos. En verdad los niños no tienen prejucios ni rollos para entender esto, somos los adultos los que influenciamos y de nosotros depende estas influencias.

un abrazo

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo.
Se supone que lo que debemos enseñar a nuestros peques es que respeten las diferencias de LOS DEMÁS.
Si les damos una muñeca con otro color de piel o con rasgos de discpacidad no adelantamos nada, porque incidiremos en lo obvio: si es tu propio hijo el negro, el amarillo o el que tiene el síndrome de Down, está claro que lo vas a querer.
Me parece que el reto está en aprender a convivir sin prejuicios con el hijo negro de la vecina de enfrente, y no con el distinto que tengamos en casa.

Anónimo dijo...

Ya habia visto esta noticia y pensé que estaba bien ya que lo recaudado era para una Asociación Down... pero si solo 3 euros van a llegar a sus manos; bueno, me temo que la empresa fabricante del juguete lo único que esta haciendo es un negocio utilizando a las personas con el sindrome y los "buenos" sentimientos de la población en general.

 

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