jueves, 11 de octubre de 2007

Igual no es el momento

Mi abuela, que nació con el siglo pasado y era de las españolas de raíces profundas, se estaría dando golpes contra la pared si a estas alturas y con la que está cayendo se le ocurriera levantar la cabeza.

Cuando yo era una niña, mejorando lo presente, y como todas las abuelas de entonces, se explayaba a sus anchas explicándonos cómo vivió la guerra civil. El punto de partida eran los dos bandos existentes, los rojos y los franquistas, y las atrocidades que se cometieron en nombre de ambos. Oí mil veces que un primo suyo, alistado en el bando republicano tuvo que torturar a un hermano, del bando franquista, por exigencias del guión, o que su padre, también republicano, fue denunciado por su vecino, y apaleado en los calabazos, y también contaba con ambas manos cuántos amigos suyos, de ambos bandos, yacían enterrados Dios sabe dónde.

Pero si algo reiteraba insistentemente mi abuela es que la guerra obligaba a mucha gente a estar en uno u otro bando por varios motivos, y que pasada la guerra había que seguir viviendo y por tanto, había que olvidar. A pesar de sus deseos la historia no acabó con la Guerra Civil.

Mi abuela murió hace veinte años creyendo que los fantasmas del pasado se iban con ella a la tumba. Y claramente se equivocaba, porque ahí está la polémica ley, como tantas otras, de la memoria histórica para evocarlos.

Así, y aunque nos pille un poco lejos porque gracias a Dios, como ella decía, no tuvimos que vivirlo, quién más quien menos tiene un pariente o conocido lejano de cualquiera de los dos bandos que descansa junto a alguna cuneta, o al menos eso contaba ella. Yo soy partidaria y apoyo la decisión de honrar la memoria de todos ellos, pero de todos sin excepción.


Quizá por las historias que guardo de niña no entiendo la polémica Ley ni el porqué, a estas alturas del cuento, y con tanto problema sobre la mesa, están todos los políticos debatiendo sobre los derechos de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura. Si dejamos de lado a los dirigentes de entonces, vencedores y vencidos, todos sufrieron el miedo, la persecución o la violencia. Era una guerra, ¿o no?

Luego está lo de erradicar los símbolos franquistas. A mi me parece reprochable cualquier forma de dictadura y su exaltación, es más erradicaría de la faz del planeta a determinados personajes que por desgracia todavía existen. Pero tampoco entiendo las contradicciones que sobre esto propone la ley.

¿Por qué se ordena retirar cualquier símbolo conmemorativo de esta etapa de nuestra historia, y se mantiene la gran vidriera del Alcázar de Segovia? Pues según apuntan las fuentes del Gobierno, porque ésta forma parte del patrimonio histórico y tiene un indudable valor histórico y cultural. ¿Por qué se deja en manos de los ayuntamientos la decisión de sus calles franquistas? La ley, como tantas otras, debería ser para todos ¿no?

Pues te cuento todo esto porque no entiendo nada y porque creo que no es el momento de encolerizar al pueblo con este debate, ni con el de la bandera, ni con el Rey, ni siquiera de si son cultura catalana los escritores que escriben en español.


Yo no digo que no deba hacerse, pero bien por favor, cuando lo tengamos claro. Y que igual podemos volver a hablar de esto más adelante, por ejemplo cuando ETA haya dejado de matar y hayamos superado la crisis económica.

Marg

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Vamos, como si no hubieran cosas más importantes que hacer en este país. Pero a la generación de ahora que nos cuentan de la guerra civil si nadie (bueno no quiero ofender a nadie), la mayoría de la gente qué tiene que ver ya con la guerra civil. Van a cambiar ahora algo de lo que ocurrió entonces? esa es nuestra historia y nos guste o no tenemos que aceptarla. Más vale que se preocupen del presente y sobre todo del futuro que pinta la verdad bastante chungo. Es que sólo con el nombre: "memoria historica" ya da hasta pereza...El pasado, pasado está.

Anónimo dijo...

Vamos, como si no hubieran cosas más importantes que hacer en este país. Pero a la generación de ahora que nos cuentan de la guerra civil si nadie (bueno no quiero ofender a nadie), la mayoría de la gente qué tiene que ver ya con la guerra civil. Van a cambiar ahora algo de lo que ocurrió entonces? esa es nuestra historia y nos guste o no tenemos que aceptarla. Más vale que se preocupen del presente y sobre todo del futuro que pinta la verdad bastante chungo. Es que sólo con el nombre: "memoria historica" ya da hasta pereza...El pasado, pasado está.

Anónimo dijo...

Ahora que pienso el artículo debería haberse llamado Memoria Histérica.

Sí, mucho mejor.

Marg

Anónimo dijo...

Te aseguro que es por el momento electoral... ya es sabido que en política no hay coincidencias... y de seguro, que esto, tiene cola.

Además para que esto funcione, pues primero tienen que morirse los recuerdos... y solo hay que ver, la pasión que le ponen al flamenco... para darse cuenta que esto es bien difícil...

Ya tu ve donde esta Trujillo. Cuando lo vi, me di cuenta que cada país tiene su propia solución... la oficial y la del sentir, que se cuenta en la noche...

Anónimo dijo...

Vamos Marg, tienes que considerar que los jóvenes siempre quieren hacerlo a su manera... no tienen pasado... o ya no te acuerdas... vale que no estamos tan tíos... je je je

Aunque creo que hoy cierta nena a pensado que soy octogenario... je je je

Anónimo dijo...

Hay muchísimos problemas más urgentes y actuales a los que dedicar los esfuerzos, pero a lo mejor no tienen ideas para solucionarlos así que distraen al pueblo con cuestiones absurdas de pasados que no podemos cambiar.

 

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