martes, 2 de octubre de 2007

Imprevistos

Hay que ver qué mal se lleva lo de los imprevistos. Esa clase de acontecimientos que ocurren cuándo menos te lo esperas y en los que, por norma general, entonas eso de qué he hecho yo para merecer esto.

Recuerdo una ocasión en mi anterior empresa. Nos visitaba el Presidente de la multinacional y todo estaba milimetrado para que nada fallara. Pues, por eso de los imprevistos, cuando el coche del Presidente hacía entrada en el parking de la empresa, un tremendo doberman dejaba su caca en mitad de la calzada para horror de nuestra jefa de relaciones públicas y la carcajada de los que estábamos revoloteando por allí.
Eso, o algo parecido, debió ocurrirle ayer en la sede de La Vanguardia en Barcelona al responsable de Relaciones Públicas, o Eventos o como quiera llamarse en esa casa al que organiza los saraos.

Imagínate el cuadro. El histórico periódico estrenaba un nuevo diseño y organizaba una fiesta a la que estaban invitados un buen número de personajes destacados de nuestro país. Hablo de representantes políticos, empresarios y todo lo más “in” que te puedas imaginar.

Seguro que estaba todo controlado al mínimo detalle. Ya sabes, esas cosas de acreditaciones, turnos de orador, visita guiada con personalidades y un largo etcétera de cositas que suelen llevar de cráneo a un buen número de currantes para que todo salga “de acuerdo con el timing”.

Y ahí entra en escena el azar. El ascensor va y decide pararse. Durante 12 minutos. Por si eso no fuera poco, el ascensor iba ocupado por la flor y nata del acto, a saber: José Luis Rodríguez Zapatero, el editor y director del periódico Javier Godó, el presidente de la Generalitat José Montilla, el alcalde de Barcelona Jordi Hereu y las ministras Magdalena Álvarez y Carme Chacón, además del también ministro Joan Clos.

¿Te lo imaginas? No sé qué paso durante esos eternos 12 minutos dentro del ascensor, y más tratándose de representantes políticos la mayoría de ellos, pero puedo imaginarme el revuelo y el trajin del personal de seguridad del periódico, de la cara de pocos amigos de los “escoltas” de cada uno de ellos e incluso la del político con ganas de ascender que ha perdido su oportunidad de compartir un momento tan íntimo. Porque oye, esas cosas unen.

En fin. Que la anécdota ha quedado en eso, en anécdota o eso dicen. Fuentes del diario han informado que el presidente del Gobierno incluso bromeó al preguntar dónde estaba Zaplana, si dentro o fuera del ascensor, ya que también estaba invitado al acto.

Ya ves lo que tienen los imprevistos. Oye, y menos mal que no estaba el Rey en el ascensor ¿no?, porque con la que está cayendo…

Ni al poder respetan chica.

Merx

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues oye chica, ni tan mal. Con eso de que eran del mismo partido, pues a ponerse al día. LAs ministras con hablar de la ropa que llevaban las "otras" pues seguro que tuvieron para 12 minutos (y para dos horas más fijo, pues oye, anda que no dan de sí esas conversaciones) y ellos pues hablarían de futbol o de esas cosas tontas que hablan los hombres.....

Uy me he colado en vuestro espacio, me dejais no? ehhh, que pasa, que soy mujer también...

un saludo y gracias

Anónimo dijo...

Estás invitada, faltaría más.

Anónimo dijo...

yo lo que creo es que esto es una muestra más de que al señor presidente del gobierno no hay que invitarle a según qué sitios si en lo que estás interesada es que todo salga bien.

Lo siento por él, pero tiene un gafe encima que ni te cuento.

 

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