lunes, 3 de diciembre de 2007

Tú, te callas


Están en los bares y restaurantes, en las salas de espera de los médicos, en el cine, en el teatro, en el autobús, en las reuniones de trabajo, en el aeropuerto e incluso en los aviones. Aquellas personas que hablan constantemente por el teléfono móvil, con conversaciones interminables y con un elevado tono de voz para que todos los que están a su alrededor se enteren de lo que habla, están por todas partes.

Es una actitud curiosa, pero quién no se ha encontrado sentado al lado de un energúmeno que mientras vocifera por el teléfono mira a su alrededor para ver quién está pendiente de él. Es entonces cuando eleva aún más el tono de voz y hace una demostración pública del poder de mando que ostenta en su trabajo.

Otros pretenden demostrarte lo ocupados que están, cuando interrumpen tu conversación con setenta llamadas al móvil y 27 mensajes, y se van disculpando con la estúpida frase de “es que no pueden vivir sin mi” o “es que si no estoy, se les cae el mundo”.

Pero ahora todo ese tipo de actitudes que perturban los pensamientos de los que se encuentran alrededor del sujeto en cuestión tienen remedio, un artefacto similar al que emplean los servicios de seguridad para impedir que puedan activarse artefactos explosivos utilizando la telefonía celular, un simple inhibidor del tamaño de un paquete de tabaco que puede llevarse perfectamente camuflado en la chaqueta o el bolso.

El sistema consiste en apretar un simple botón y cortar la comunicación a todo teléfono móvil que se encuentre a nueve metros a la redonda. Es lo que utilizó un arquitecto americano, Andrew, ahora famoso por el uso del perturbador de móvil, en un tren de cercanías para callar de una vez a la "pija cotorra" que llevaba al lado.

La tecnología no es nueva, pero el descubrimiento de su uso a nivel doméstico ha provocado un aumento de su demanda por parte de dueños de bares y peluquerías, de teatros y cines, conductores de autobús o simples usuarios habituales del transporte público, a quienes a lo mejor les toca soportar una presencia incómoda de uno de estos cotorras durante su trayecto al trabajo.

Estos inhibidores utilizan una tecnología de interferencia que envía una señal de radio tan potente que los teléfonos se saturan y no pueden comunicarse con los repetidores. Tienen un alcance variable y su coste oscila entre 30 y varios cientos de euros los modelos más grandes que pueden dejarse activados para crear una zona sin llamadas.

Sólo hay un pequeño detalle, y es que por ejemplo en Estados Unidos utilizar los inhibidores es ilegal, ya que las radiofrecuencias utilizadas por los propietarios de teléfonos móviles están protegidas por la ley federal, y “los rebeldes” usuarios del aparatito en cuestión pueden recibir multas de hasta 7.500 euros por una primera infracción. Además también plantean un problema de seguridad ya que podrían ser utilizados para evitar que la gente se comunique en una emergencia.

Andrew, el arquitecto de la zona de San Francisco, dice que al principio utilizaba el inhibidor por diversión. Ahora lo usa con más criterio y asegura que "en este momento, el mero hecho de saber que tengo el poder para interrumpir la llamada de alguien es satisfacción suficiente". El caso es que quienes poseen ya el aparatito se sienten liberados y enormemente felices de gozar de semejante poder sobre los que se empeñan en darte voces en el oído mientras te enteras de sus problemas o de sus chorradas, como la pija de Andrew.

Me he estado informando y parece ser, como no podía ser de otra forma, que en España no son ilegales, así que ya podemos unirnos a la facción rebelde del móvil y comprar un perturbador baratito. No obstante, y si acaban siendo ilegales, que para todo vamos tarde, sé de unos cuantos que pagarían la multa con mucho gusto, a la vez que dirían aquello de “Tú, te callas”.

Marg

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues la idea de tener uno de estos aparatos me resulta en verdad interesante... Me fastidia no poder ir al cine sin que un teléfono celular suene y algun tonto lo conteste y se ponga a platicar. Incluso en Misa me a tocado presenciar lo anterior. Creo que es una buena idea el poder enseñarle buenos modales a lagunas personas. ;)
P.D.: Dejo el comentario como anónimo porque de otra forma no me lo permite. http://unonuncasabe-gaby.blogspot.com

Anónimo dijo...

Lo de los moviles es una pasada ya.A mi no me gusta nada ir hablando con él por la calle. Gesticulo en exceso y debo parecer una "loca" moviendo los brazos...

Si sabes donde los venden, avisame...

 

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