viernes, 14 de diciembre de 2007

El bofetón aún tiene quien le escriba

El bofetón, bofetada, cachete, tortazo, guantazo, galleta, sopapo, castaña, o como quiera que le llames al golpecito dado con la mano usado como recurso educativo para corregir puntualmente la conducta de los niños, todavía tiene defensores entre la población por mucho que para la ONU se empeñe en que debe ser una acto desterrado ya que refleja la falta de estrategia de los padres en el sentido educativo.

El pasado martes el Senado decidió no eliminar del Código Civil la potestad de los padres de “corregir razonable y moderadamente a los menores”, y ahora Naciones Unidas y las organizaciones en defensa de la infancia consideran que ese artículo ampara la bofetada en el ámbito familiar, y han pedido su eliminación y la sustitución de esa “corrección” por garantizar “el respeto a la integridad física y psicológica de los niños”.

Con esto, se ha reabierto en nuestro país el debate sobre si es admisible y pedagógico dar a un hijo un cachete en el culo, y en cuestión de segundos, los más radicales lo han llevado al extremo para acabar hablando del maltrato infantil, de golpear al débil, de fracaso escolar, de si la violencia lleva a más violencia, etc.… mientras en la calle el debate se centra en clasificar los distintos tipos de cachetes, en las ocasiones en que se debe dar cada uno, y sobre todo en aquello tan español de “a mi, mi padre me ha dado unas buenas tortas y yo no tengo ningún trauma” (aunque algunos lo tengan y no se hayan dado cuenta).
El 56% de la población española dice estar de acuerdo con el hecho de que a veces es imprescindible pegar a un hijo para educarlo, dejando claro que no es lo mismo un cachete esporádico en una situación límite que utilizar el guantazo como sistema correctivo habitual.


Mira yo creo que con este tema tan recurrente de la violencia se hace mucha demagogia. Una cosa es corregir una determinada conducta en un momento puntual con un cachete, y otra muy distinta es perder el control y maltratar al niño a palos en una soberana paliza. Además ¿por qué no se incluyen en el Código Civil los gritos?, a veces son mucho más agresivos o violentos que un azote en el culo, y sin embargo eso sí está permitido. El caso es que considerar la idea de que cualquier bofetón es un delito, me parece simplemente un disparate.

Sinceramente, lo mejor debería ser tener controlada la relación con los hijos y poder dialogar abiertamente antes que recurrir a arrear un bofetón por las buenas a falta de otra estrategia, pero no hace falta exagerar y llevar las cosas al límite. Esto no es violencia ni determinará que los niños que hayan recibido algún cachete en el culo vayan a ser potenciales maltratadotes en el futuro.

Quizá, muchos de los padres que se oponen al sopapo puntual deberían corregir algunas otras conductas de las que inculcan a sus hijos. Hoy, dos mujeres hablando en una cafetería, una de ellas a favor del cachete en el culo y otra radicalmente en contra que le decía “no hay que pegar, es mucho mejor razonar con el niño y hacerle entender su mala conducta y que ésta no lleva a nada”. A los cinco minutos entran el hijo de la antisopapo, con una herida en el labio, y le explica a su pacifista madre que Fulanito le ha pegado en el colegio, a lo que ella responde: “pues el próximo día cuando te peguen, tu le das una patada en el estómago, que ahí sí que duele”.

Sin comentarios.

Marg

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo firmemente que una nalgada a tiempo evita muchos problemas futuros. ;)

Anónimo dijo...

Es que además hay edades en que aún no se puede razonar con los niños ...

Sea un cachete o sea un castigo, lo que hay que hacer con los niños es educarlos, no como el ejemplo de tu segunda viñeta.

 

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