miércoles, 14 de febrero de 2007

San te quiero que estás con nosotras


Ayer tuve una discusión con él de esas que no hay que tener a cuenta del día de los enamorados.

Aún estando de acuerdo en el argumento facilón de que hoy es un día de esos en que las tiendas y centros comerciales repuntan de sus pérdidas del invierno, mi otro yo rompía una lanza a favor de los auténticos enamorados, un ole desbocado por aquellos que sin prejuicios se lanzan a comprar el ramito de margaritas, el collarcito de perlas o el último libro de Paul Auster en un alarde de representar una versión menos cursi del día.

Tras una larga cena de discusión sobre el tema en la que él se mantenía en sus trece de aguarle el día al santo y boicotear la estadística de gastar una media de 100 euros en un regalo a tu persona querida, llegamos a la conclusión de que hoy no es nuestro día por mucho amor que nos profesemos. Es decir, que para ejercer de cursilón, cualquier día es mejor que hoy.

Pues mejor así, porque hasta hoy no se me había pasado por la cabeza apostolar a favor del santo ni tampoco comprar espontáneamente un detalle a la persona que quiero por ser miércoles. Hoy no era ninguno de esos días.

Pero no puedes dejarte llevar por este tipo discusiones y relajarte. Hay que estar ojo avizor al trasfondo que subyace en cada una de ellas, porque si no, te han pillao.
Esta mañana gris de San Valentín me ha sorprendido con un desayuno en la cama, una flor roja, un libro de Isabel Allende y un ¿es que no te ha gustado? como reacción a mi cara de pez. (¿?)Ahora para estar a la altura siempre me quedan los recursos para enamorados que puedes encontrar en la red: besos por email, una tarjeta postal con flores, o escribirle su nombre en egipcio que queda muy chic y enviárselo en un power point.

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