Estoy convencida que si los personajes ricos y acaudalados pudieran ver los líos que montan sus familias en los días posteriores a su muerte, fulminarían todo su imperio en las cenizas de una hoguera o dejarían escrito en su testamento una retahíla de insultos dedicados a cada uno de sus familiares como única herencia de su legado.
Claro que también es cierto que sin esas disputas entre familiares, el personaje en sí pasaría al olvido minutos después de su entierro y si te he visto, no me acuerdo. Sobre todo si la fortuna la ha amasado con los placeres de la carne en la cama de cualquier político. Y si no, que se lo digan a la explosiva conejita Anna Nicole Smith, muerta hace dos semanas y que se pudre más rápido de lo esperado mientras deciden donde debe descansar en paz.
Sin embargo, si has labrado tu historia venciendo múltiples obstáculos como el abandono de tu familia, los malos tratos, el color de tu piel, las zancadillas de la droga, los años en prisión y lo has hecho con el sudor de tu frente y, desgañitándote por los escenarios del mundo entero, contribuyendo a engrandecer la cultura, si eres el Rey del Soul, si te conviertes en el Gran James Brown, la cosa cambia. Tienes asegurada la noticia, por lo menos, durante varios meses después de tu muerte.
Brown lleva dos meses embalsamado, en paradero secreto, a la espera de que sus herederos resuelvan sus problemas de herencia y se pongan de acuerdo sobre dónde le van a dar descanso eterno. Si el Padrino del Soul está contemplando tan patético espectáculo desde arriba, estará maldiciéndose por no haber escrito sus últimas voluntades con algo más de cinismo o reversionar su mítica canción I feel good por algo así como I feel buff !! , a título póstumo y poniendo a parir a su familia.
Menos mal que las grandes fortunas de nuestro país no son personajes de este calibre, porque si no, tal y como va el tema aquí, tendríamos overbooking de cadáveres esperando a darles sepultura mientras sus conocidos, familiares y amigos se apalean en los programas rosa por cuatro duros.
El punto de glamour en esta historia lo pone el Director de la funeraria, que ha dirigido hasta ahora las pompas fúnebres de Brown, y lo tiene bajo custodia en un lugar no revelado, al asegurar que “… periódicamente voy, abro el féretro, lo miro y… está bien”.
“ Wo! I feel good, I knew that I wouldn't of
I feel good, I knew that I wouldn't of
So good, so good, I got you…..”
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