Yo Tarzán Publicado por Mujeres

Hoy te voy a contar un secreto que muy pocos saben. Yo de pequeña no quería ser profesora, ni actriz, ni siquiera cajera. Yo quería ser Tarzán.

Aunque te pueda parecer sorprendente, este deseo mío venía causado por un exceso de horas ante un canal venezolano en el que sólo emitían películas y series de Tarzán de los monos. Y tan fuerte era el deseo por convertirme en el Rey de los monos que cuando volví a España y me integré en un colegio “normal” causé más de un problema y alguna que otra pierna rota a las niñas, que junto a mí, les tocaba el papel de Chita o Jane, o a las pobres monjas que intentaban sin éxito que yo dejará de hacerles el grito de Tarzán a los elefantes cuando íbamos de excursión al zoo.

Te diré más, esa especie de obsesión infantil por ser Tarzán, me ha acompañado en mi subconsciente hasta hace poco. Sin ir más lejos, hace unos años cuando decidí llevar a mi hija a Eurodisney, vimos tres veces seguidas el musical de Tarzán porque, a pesar de los ruegos de mi hija por cambiar de atracción, algo en mi interior me impedía moverme de allí.

Quizá por eso me ha atrapado la noticia que acabo de leer en la prensa. Los herederos del escritor estadounidense Edgar Rice Burroughs, creador del legendario "hombre-mono", quieren patentar el chillido en la UE, sabedores de que pueden amasar una fortuna por el uso del grito en videojuegos, anuncios y sintonías de teléfono móvil.

Pero tras una batalla legal de diez años, los responsables del legado de Burroughs, cuyo personaje vio la luz en el libro Tarzán de los monos (1914), se han topado con las reticencias del registro europeo de marcas (OAMI) con sede en Alicante, que se ha negado a registrar el alarido, en respuesta a la solicitud de la empresa londinense de propiedad intelectual RGC Jenkins & Company, que representa en el contencioso a los herederos del padre de Tarzán.

Además resulta que el grito original, el que se atribuye al mítico nadador y actor estadounidense Johnny Weissmuller, el Tarzán más famoso de la historia de Hollywood y el origen de todos mis males, es todo un misteri. Nadie sabe si el origen del alarido es atribuible a un tenor, a un animal o cantos tiroleses, a los que Weissmuller fue muy aficionado en su infancia.

Total, que ahora resulta que el grito más rentable de la historia, y que sólo dura tres segundos escasos, no puede registrarse como marca porque no cumple varios criterios: "Es imposible -sostiene la OAMI- reconocer en la imagen aportada si el sonido representado es una voz humana u otra cosa, como por ejemplo, la melodía de unos violines, unas campanas o el ladrido de un perro".

Este debate por hacer negocio del grito, también ha provocado que muchas webs hayan puesto en marcha concursos para intentar emularlo. Y yo, no sé si grabar mi grito, que cuando era pequeña inquietaba a los elefantes del zoo, o escribir directamente a la familia y contarles lo que llevo dentro.

Marg.