viernes, 9 de noviembre de 2007

La historia de la berenjena

Es un hecho que la atención sanitaria en la seguridad social no goza de buena imagen y, por lo que acabo de leer, tampoco de buena salud, mental. Está claro que no hay que generalizar por que imbéciles, si me permites la expresión, los hay en todos sitios, pero es que estoy un poquito sensible, por no decir hasta el moño, del colectivo de médicos sin tacto.

Yo siempre había oído que una parte importante de la perfecta atención médica al enfermo estaba basada en las dotes psicológicas que el médico debe emplear en escuchar, entender y aconsejar al paciente. Pues no sé si será por el efecto Doctor House o Doctor Vilches, pero empieza a haber un número importante de médicos con una mala leche y un poco tacto con los pacientes que ríete de lo que aparece en las series de la tele.

Imagínate la escena. Una mujer acude al ginecólogo, no de desagradable visita rutinaria, sino de desagradable visita de urgencias por un problema de vaginitis. A los efectos que puede producir esta infección añádele el nerviosismo de la paciente, y el resultado es que, a pesar de los intentos del médico y la enfermera por tranquilizarla, a la pobre mujer, al contraer en exceso los músculos vaginales, no le pueden realizar la exploración ginecológica.

En ese tenso momento, al doctor house este de pacotilla, no se le ocurre otra cosa que sugerirle a su paciente que se introdujera una berenjena y regresara al cabo de un rato. Sí, si. No una tila o un valium. ¡¡¡Una berenjena!!!

Afortunadamente y, como ocurre muy pocas veces en este país, la señora, supongo que descartando que lo de la berenjena se tratara de un método nuevo de medicina alternativa, decidió denunciar al ginecólogo por atentar contra su dignidad con esa conducta vejatoria. Según la versión del ginecólogo, con su frase sólo pretendía "relajar" a la paciente y comentarle que la berenjena puede ser un sustitutivo del consolador, utensilio que suele utilizarse para el tratamiento de los problemas de vaginitis.

Ahora, tres años después, (viva la agilidad judicial!!)la Audiencia de Barcelona ha condenado al médico al pago de una multa de 200 euros por que la frase pronunciada por el médico no está amparada por la distensión, sino que es "inequívocamente ofensiva y vejatoria", dada la clara desigualdad de posición entre ambos, que no eran "ni amigos, ni compartían una relación profesional de igualdad".

Luego, como en todo, está la otra parte del tema; Aquella que sale en frío, y tres años dan para enfriarse largo y tendido. La paciente, pedía ser indemnizada con 3.000 euros alegando que la actitud del acusado le provocó dos semanas de baja laboral y abstinencia sexual continuada con su pareja, pero la Audiencia deniega esa compensación económica porque el informe pericial no recoge ninguna afectación traumática ni secuela psicológica relevante en la mujer.

Pues hombre, que digo yo, que el cabreo por lo de la berenjena te lo llevas puesto, que igual te da por insultar al médico y acordarte de toda su familia, que denunciar este maltrato psicológico es correcto, y que si además sacas pasta y una reprimenda para el doctor house, pues bien. Pero de ahí, a hablar de dos semanas de baja laboral y de abstinencia sexual continuada, pues no digo que no pueda ser, pero me invade la duda.

No pretendo quitarle la razón a la mujer porque creo haber dejado claro mi repugnancia hacia este tipo de actitudes machistas e insensibles y, viniendo de un médico, poco profesionales, pero ¿no será que hay otros problemillas en casa?

Marg

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces Marg, y solo a veces creo que también está el tono que utilizamos nosotros. Ultimamente debido a mi psoriasis y a mis menstruaciones dolorosas voy bastante al médico y siempre termino riendome con ellos. Intento contarles como me siento y suelen ser amables y nos vacilamos un poco. Pienso que a veces son bordes, no lo dudo, pero es que a veces también hay gente que va como si fuera la encarta...

Uy, que yo no quería llevarte la contraria...

Un beso

Anónimo dijo...

"Mientras más grande es la ciudad...
más solitario estoy..."

Tu crees que este doctor le hubiera
dicho semejante estupidez, si la paciente hubiera sido de su pueblo...

Y encima, un juicio...

Vicios de la ciudad...

Anónimo dijo...

Hola Stones:
No me llevas la contraria, estoy de acuerdo contigo. Hay médicos bordes, porque yo los he vivido en mis propias carnes, y hay pacientes insoportables, que también las he visto.

besote. Te debo lo del blog, a ver si mañana.

Marg

 

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