jueves, 10 de enero de 2008

New York, New York

Parece ser querida que esto de los salarios precarios y los empresarios aprovechados está a la orden del día en el mundo en general. Bueno, deberíamos concretar en el “primer mundo” porque en otros lugares ya ni se plantean esos aspectos ya que con sobrevivir tienen más que suficiente.

Hoy me ha llamado la atención una noticia simplemente porque estaba acompañada de la fotografía de una serie que me hizo reír muchas veces. Hablo de Sexo en Nueva York, que hoy era portada en algunos medios de comunicación.

El motivo que la arrastraba a la primera página de la actualidad nada tenía que ver con la serie o sus actrices propiamente dichas, nada de eso, sino que en realidad el motivo está relacionado con las “localizaciones” de la serie.

Verás. Resulta que uno de los restaurantes más famosos de la serie, el Pastis, tiene un dueño que es peor que un malo de película por cómo trata a sus empleados. El hombre, no contento con el “tirón” publicitario que le dio el aparecer en la serie, una serie que se ha llevado a la programación de varios países, y que además le garantizaba la visita de cualquier turista fan de la misma que se dejara caer por Manhattan, era un auténtico “artista” en explotar a su personal.

Tres exempleados, supongo que hasta las narices de aguantar lo inaguantable, han presentado una demanda contra el dueño del restaurante no sólo por pagarles por debajo del salario mínimo del país yanqui si no también por barbaridades varias.

Desde no pagarles las horas extras o tener que entregar parte de sus propinas, descontarles del sueldo el importe de la cuenta de un cliente que se largue sin pagar hasta deducirles del salario una parte para cubrir los gastos en servilletas.

Esto último me he hecho alucinar un poco, la verdad. Las otras cosas son injustas y abusivas pero podríamos encontrarlas en muchos “chiringuitos” de por aquí, pero sinceramente lo de las servilletas no lo he oído jamás.

Por cierto, no acabo de entender la relación entre el buen o mal trabajo de un camarero con el gasto de servilletas…

Así que la próxima vez que alguno de vosotros vaya a Manhattan se recomienda una visita obligada al Pastis o al Balthazar, del mismo propietario, para decirle cuatro cosas al abusón ese.

Y, sobre todo, limpiaros el morro con la manga del jersey. Por una buena causa.

Merx

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi en una oficina que estuve me racionaban los post-it, y me llegaron a plantear si era necesario comprarlos con "pegamento" incluido o si podia pasar con un taco sencillito y de propaganda. Saludos, Maleta

Anónimo dijo...

Para abusos en hosteleria no hace falta ir tan lejos, por aqui los hay variado. el de las servilletas no lo habia visto eso si, no des ideas no vaya aser que a algun listillo de por aquí se le ocurra.
Un abrazo
anamorgana

Anónimo dijo...

Cutres los hay en ambos bandos. Acuérdate que donde trabajábamos antes había empleados que se llevaban el papel del WC a su casa. Claro que al precio que está, tampoco me extraña, jaja

Anónimo dijo...

Abusos hay en todo sitio. Y ya no es fácil decir que renuncien y busquen otro restaurante, ya que ahora en Estados Unidos hay recesión declarada. En Perú yo trabajé para una heladería que las propinas las ponía en un pozo para repartirla entre todo el personal, y apropiarselas se llamaba Robo. Nunca me gustó esa expresión, en realidad. WalMart también dicen que comete abusos, como ponerles pañales a los cajeros. Lo bueno es ir a ese reataurante y poner un rollo de papel sanitario en la mesa y con eso limpiarse (las mangas no ¿y la tintorería?), y zamparle su "juelagran..." al explotador ese. Saludos.

 

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