lunes, 9 de julio de 2007

Lo que Alonso le debe a Hamilton

Si bien es cierto que los éxitos profesionales de Fernando Alonso han conseguido hacer popular el elitista deporte de la Fórmula 1 en España, no es menos cierto que las constantes salidas de tono y la prepotencia demostrada por el piloto español en casi todas sus declaraciones y en su trato con la prensa, han conseguido también que gran mayoría de los españoles, seguidores de la Fórmula 1 desde antes de que llegara Alonso, y entre los que me incluyo, sintiéramos más simpatía por otros ases del volante como Räikkönen, Trulli o el todopoderoso Schumacher que por el asturiano.


No obstante, y a pesar de los calambres que nos han dado las declaraciones de Alonso, sus continuas proezas en los circuitos durante estos dos años nos han mantenido rendidos a sus pies. Curiosamente este año, en el que Alonso está atravesando por serias dificultades para llegar al nivel alcanzado en Renault, la opinión del público español hacia el piloto está cambiando enormemente. Y sinceramente, creo que, sin buscarlo, ese triunfo se lo debe a Lewis Hamilton.

El segundo puesto del asturiano en Silverstone ha vuelto ha levantar la polémica, sobre todo en la prensa inglesa quien critica la actitud de Alonso de “acomplejada” dadas las sarcásticas declaraciones que realiza sobre su propio compañero y equipo, o las amistosas reuniones que Alonso mantiene con sus ex-compañeros de Renault.

Está claro que algo ocurre en McLaren y que lo bueno se lo lleva el recién llegado, además protegido por el dueño del equipo, y que Alonso, con el orgullo herido, se está encargando de potenciarlo de forma contundente. Fuera de España no se le perdona esta constante demostración de falta de ética y respeto por el equipo, al acusarles no solo de favoritismo sino de falta de cariño y sobretodo de respeto ante sus logros como bicampeón del mundo.

Pero Alonso no ha cambiado. Era y sigue siendo antipático, engreído y amante de decir lo que piensa, aunque sus palabras le cuesten la reputación que tanto tiempo y esfuerzo le ha costado conseguir. La gran diferencia es que antes el enemigo estaba en la competencia, y ahora el enemigo está en su propia casa.

Sin conocer exactamente cuánto hay de cierto en sus declaraciones, aunque sospechamos que algo hay porque Alonso es antipático pero no miente, lo que sí ha conseguido ya es cambiar la actitud del público español.

En este país, tan impresionable, hemos conseguido odiar a Hamilton y apoyar la actitud calimero que sigue Alonso. Ya sólo queremos que gane Alonso, y a ser posible, que Hamilton no consiga acabar la carrera.

Otra cosa no, pero la solidaridad es el punto fuerte de una España que necesita morbo y distracción popular.

Marg

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No se porque la gente odia a Hamilton, es más odioso Alonso, no?

 

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