domingo, 8 de julio de 2007

Las maravillas de los negocios suizos

El aventurero y aviador suizo Bernard Weber concibió en 1999 el curioso proyecto de incentivar a las masas para elegir las nuevas 7 maravillas del mundo. Además del objetivo oficial de defender el patrimonio universal e interesar al mundo en la cultura, el proyecto de Weber se ha convertido en un gran negocio con los derechos de emisión de cerca de 170 cadenas de televisión que televisaron esta ceremonia a una audiencia de más de 1.600 millones de personas.

Weber, también gestor del museo de Le Corbusier, ha expuesto en muchos viajes de promoción su filosofía de que el dinero no está reñido con la cultura, y con ese lema, creó la Fundación para elegir las 7 nuevas maravillas del mundo y sustituir así a las del mundo antiguo. Dice que piensa dedicar el 50% de los ingresos televisivos a reconstruir las estatuas gigantes de los Budas de Bamiyan en Afganistán, destruidas por los talibanes hace unos seis años.

Pero el montaje cultural o maravilloso negocio de Weber, concebido como la gran gala de los Oscar, y cuya página en Internet, que vende souvenirs maravillosos a todo meter, es ya una de las más visitadas del mundo, no ha sido nunca santo de la devoción para la UNESCO, que se distanció públicamente del proyecto desde el principio, argumentando que un concurso de ámbito universal lanzado en Internet para proclamar los 7 monumentos más preciados por la humanidad no era justo ya que la gran mayoría de la humanidad no tiene acceso a un ordenador, ni siquiera al mensaje de texto enviado por teléfono, que han sido las vías utilizadas para ejercer el voto.

Esta primera votación universal de la historia, que ha alcanzado más de 100 millones de sufragios, ha sido comparada por algunos con la proeza de la equipo suizo Alinghi en la Copa América, supongo yo que por el hecho de tratarse de millonarios suizos que consiguen hacer un negocio multimillonario, no olvides que el dinero atrae al dinero, concentrando la atención mediática y potenciando el turismo universal.

El caso es que “nuestra Alhambra”, como dicen los más afligidos, se ha quedado fuera de la lista, junto a las estatuas de la isla de Pascua o la Acrópolis de Atenas. Para mí, todo un misterio. Porque aunque tengo claro que el número de habitantes del país con maravilla candidata es importante y la tecnología existente en ese lugar hace mucho, parece ser que esto no ha sido definitivo.La elección de la Muralla China con 1.300 millones de chinos votando y el Taj Mahal en la India, un país con más de 1.000 millones de habitantes, parecían una elección clara, como también podía serlo el Cristo Redentor de Brasil, con 174 millones de habitantes, o Chichen Itzá en Mexico, con 103 millones de mexicanos.

Pero si miramos por número de habitantes ¿cuál ha sido la fórmula mágica que ha convertido al Machu Picchu o al Coliseo de Roma, o las históricas ruinas de Petra, en maravillas del universo? ¿Por qué entonces no está la Alhambra?

Unos dicen que no sólo cuenta el número de habitantes que votan en cada uno de los países sino que también es decisivo el número de turistas que han visitado cada uno de estos impresionantes lugares.

A mi, desconfiada de profesión, la comparación del invento de Weber con el invento de su otro paisano, Bertarelli, dueño del equipo Alinghi, me ha abierto una inmensa duda. El magnate suizo de la America´s Cup ha puesto precio a las candidatas, exigiendo 1.200 millones de euros para empezar a hablar. ¿Habrá hecho lo mismo Weber?

Desde el desolado Ayuntamiento de Granada, que no desde el Gobierno de España, se ha hecho todo lo posible, y como el que no se conforma es porque no quiere, dicen que “toda la campaña ha merecido la pena por la repercusión mundial que la Alhambra ha alcanzado".

Pues otra vez será. Porque de momento, el misterio del 7 sigue sin resolverse, y lo que está claro es que los suizos siguen siendo unos maestros en las maravillas del business.

Marg

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