martes, 24 de julio de 2007

La madre lesbiana y un juez de Murcia

Menos mal que nuestro recién estrenado ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, ha dicho que la función de un juez “no es utilizar las sentencias para verter conceptos al margen de la Constitución”, haciendo referencia a la decisión de un “valiente” juez de Murcia que ha asegurado que "la homosexualidad de una madre perjudica a sus hijas y aumenta el riesgo de que las menores también lo sean", en un auto en el que señala que la mujer "tendrá que elegir entre sus hijas o la nueva pareja".

Y digo menos mal, porque sólo le faltaría a este gobierno haber aprobado hace 4 días la ley que permite los matrimonios homosexuales, con el trabajito que ha costado, y que ahora se les desmadre por la tangente un juez en Murcia que se permite decir tal rosario de sandeces.


De todas maneras, y hasta que las palabras del repentino ataque de coherencia del ministro de Justicia cursen su efecto, el magistrado por el momento ha otorgado provisionalmente la custodia de las dos niñas al padre, al entender que la relación lésbica que mantiene la madre con otra mujer "influye negativamente en la educación y crecimiento armónico" de las menores.

Parece imposible, pero por desgracia todavía siguen en pleno ejercicio de sus funciones curas pederastas y jueces que imponen su ideología por encima de la aplicación de las leyes. Y lo que es peor, gente que ni por un momento se pone en la piel de los menores cuando determina lo que va a ser de su vida.

Afortunadamente los medios destapan estas injusticias y ahora salen a la luz las metepatas del dichoso juez de Murcia, que también había retrasado el proceso de adopción de una niña a una mujer lesbiana cuya pareja es la madre biológica de la menor.

Yo realmente no espero una sanción al Magistrado. El castigo que se merece un funcionario que dibuja el destino de los demás, sin tener en cuenta las leyes, le gusten o no, es que deje de ejercer ese abuso de autoridad.

Y punto.

Marg

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Con ser grave que el juez anteponga sus convicciones morales o religiosas a la ley, lo más inquietante es que el tipo tiene numerosos antecedentes y el Poder Judicial no ha puesto coto a sus barbaridades.
Ya en 1987 ridiculizó a la Justicia en su primer destino, en Chiclana, al ordenar detener a dos muchachas que tomaban el sol con el torso desnudo.

 

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