Hoy me he subido a un taxi y mientras esperábamos a que el semáforo cambiará a verde, un ciclista a toda velocidad nos adelantó por la derecha y cruzó la avenida pasándose todos los semáforos en rojo sorteando a coches y peatones.
En el segundo cruce, el irrespetuoso ciclista provocaba un choque entre dos coches que intentaron esquivarlo. Mi taxista indignado, y a grito pelado me ha largado un discurso de 20 minutos, despotricando sobre el exagerado número de ciclistas que recorren las calles de Barcelona ignorando todo lo que existe a su alrededor.
En el fondo tenía razón. La moda del medio ambiente llevada al transporte urbano hace que los ejecutivos que viven fuera de la ciudad se trasladen en coche hasta la estación más cercana y usen el metro o tren para desplazarse hasta la ciudad.
En el fondo tenía razón. La moda del medio ambiente llevada al transporte urbano hace que los ejecutivos que viven fuera de la ciudad se trasladen en coche hasta la estación más cercana y usen el metro o tren para desplazarse hasta la ciudad.
Una vez en la urbe, el alquiler de una bicicleta se ha convertido en lo más “in”. Así, además de los ecologistas convencidos, la ciudad se ha llenado de ciclistas con traje y corbata, maletín en la espalda y sofisticado pinganillo del teléfono en la solapa del traje.
Pero lo peor, como decía el taxista, es que esta nueva moda nos ha pillado, como tantas cosas, sin normas que cumplir ni legislación que sancione sus faltas. Mientras los ciclistas adelantan a los coches, se saltan los semáforos, asaltan las aceras y circulan sin protección alguna provocando muchos accidentes, los escasos carriles bici sirven de sendero para los aficionados a hacer jogging por la ciudad.
Que digo yo que si queremos ser coherentes, está bien promocionar a la vez el deporte, la ecología y la descongestión de las ciudades, pero siempre y cuando estemos preparados para ello.Y aunque las normas y las sanciones sirven supuestamente para establecer el orden, yo me pregunto dónde ha ido a parar el respeto que supuestamente el ser humano debe tener por sus iguales.
Que digo yo que si queremos ser coherentes, está bien promocionar a la vez el deporte, la ecología y la descongestión de las ciudades, pero siempre y cuando estemos preparados para ello.Y aunque las normas y las sanciones sirven supuestamente para establecer el orden, yo me pregunto dónde ha ido a parar el respeto que supuestamente el ser humano debe tener por sus iguales.
Buen fin de semana, y si sales en bici, ni bebas, ni hables por el móvil, y sobre todo, respeta las mínimas normas de convivencia, hasta que nos pongan las otras.
Así somos y no tenemos remedio.
Marg
2 comentarios:
No estoy yo muy de acuerdo con el punto de vista general que le das al tema. No sé, el irresponsable siempre será irresponsable dónde quiera que vaya circulando, sea bici o coche. Pero yo creo que la mayoría de los ciclistas no son de esa manera, al menos los que yo veo. Es que todo está mal, si se va en coche que contaminas, si coges la bici eres un estorbo, si vas en moto también. La dictadura del conductor a motor ha de acabarse. En Holanda las bicis son mayoría y ejemplo de convivencia y salud medioambiental, ¿por qué no nos fijamos en ellos?. Pero como aquí hagas lo que hagas siempre está mal, pues nada, ha seguir cada uno por su lado y siempre en continua discusión.
Un saludo.
Tienes razón Marcos. Quizá lo que nos pasa en este país es que tenemos falta de costumbre en eso del respeto hacia los demás, y siempre se ve más el defecto que la virtud.
Estamos más acostumbrados a respetar por el miedo a la sanción que por iniciativa propia.
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