martes, 17 de julio de 2007

Cambio climático a la carta

Casi todos los días encuentras en la prensa alguna noticia que te sorprende y proporciona tema de tertulia en los desayunos o meriendas. Pero las noticias que llegan últimamente de Pekín, ciudad que organizará los Juegos Olímpicos de 2009, me tienen absolutamente alucinada.


Resulta que la próxima sede de los JJOO, que lleva todo este verano envuelta en una espesa niebla, iniciará en breve las pruebas, a modo de ensayo, para el control del clima durante los juegos, ya que se celebrarán por estas fechas y este verano representa la última oportunidad que los meteorólogos tienen para el ensayo de sol o lluvia artificial en unas condiciones similares a las que se darán durante los JJOO.

El menú previsto para el cambio de clima consiste en asegurar el sol en la ruta de la antorcha olímpica, las ceremonias de apertura y clausura y las competiciones de vela en la provincia de Shandong, al este de Pekín, provocando lluvia artificial, que además hace su apaño si la sequía o el calor alcanzan límites insoportables.

El lanzamiento de cohetes de yoduro de plata, un catalizador que, al contactar con las nubes genera una reacción química que libera el hidrógeno y al juntarse con el oxígeno de la atmósfera forma agua, provocará la lluvia artificial, dispersando las nubes y dejando vía libre al Lorenzo pekinés.

Pero este método para provocar la lluvia artificial, que a mi me ha dejado épaté, y que según dicen es totalmente inocuo ya que no altera la composición del agua, parece ser que no es ninguna novedad en China, donde se utiliza normalmente para paliar sequías, apagar incendios o luchar contra las tormentas de arena.

Sin ir más lejos, y para no salir de mi asombro, Pekín aumentó en el 2006 las reservas de sus embalses en 29 millones de metros cúbicos gracias a la lluvia artificial, según datos de la llamada "Oficina de Manipulación del Tiempo" local. En total, la lluvia artificial supuso el 11 por ciento de las precipitaciones caídas el año pasado en la capital china.

Pero si hay algo que me deje totalmente alucinada en esta historia del cambio climático a la carta es que esta experiencia no se comparta. En España llevamos años sufriendo con las miles de hectáreas que cada verano arrasan los incendios y aguantando las incómodas restricciones de agua por culpa de la sequía que en los últimos tiempos asola nuestro país. Y ya no hablemos de otros países, como África, donde los petarditos de yoduro de plata, asegurarían la supervivencia de millones de seres vivos.

Sinceramente no entiendo nada. ¿Por qué sólo existe esa Oficina de Manipulación del Tiempo en Pekín?
Yo sabía de las ancestrales danzas de la lluvia, pero esto es increible.

¡¡¡Ver para creer!!!

Marg

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