El otro día vi un programa en televisión en el que un grupo de jóvenes menores de edad salían de sus casas, bien para ir al colegio o para dar un paseo con los colegas, armados hasta los dientes con dagas, navajas, puños americanos y yo que sé qué extraños tipos de armas de fabricación casera que ríete tú de las películas de Terminator.
Sin pretender generalizar, me horroriza la violencia a la que los jóvenes se están acostumbrando y a la que empiezan a considerar como normal o incluso como una forma de entretenimiento. Lo que hasta ahora eran casos aislados, hace ya un tiempo que viene convirtiéndose en una lamentable rutina sobretodo en las aulas.
Sin llegar al extremo de los jóvenes del reportaje, que se arman como Rambo para ir al colegio como si se tratara de una misión especial para matar charlies, lo que es cierto es que hasta los niños más pequeños han perdido hoy esa especie de respeto que nosotros profesábamos a la autoridad competente, o sea a los profesores. Supongo que en parte, porque hoy los profes ni te atizan con la regla en los nudillos, ni te castigan físicamente a pasar todo el día de pie mirando a la pared, ni siquiera te dejan sin comer, ya que cualquiera de estas actitudes sería tildada de malos tratos o abuso de autoridad. Eso, sin tener en cuenta que nuestra actitud como padres es la mayor parte de las veces excesivamente benevolente con los comportamientos chulescos de nuestros hijos.
Lo cierto es que por la razón que sea cada vez hay más profesores de baja por ansiedad, cada vez hay más casos de maltrato por parte de los alumnos hacia éstos y también es cada vez más grande la venda con la que los padres y la sociedad en general nos tapamos los ojos ante determinados hechos.
Acabo de leer en la prensa que por primera vez un juez ha impuesto a un alumno de 14 años una orden de alejamiento por dos delitos de amenazas y atentado contra un docente de su Instituto que se encuentra de baja por una crisis aguda de ansiedad. Con esta drástica medida judicial el angelito de 14 añitos, que amenazó a su profesor en varias ocasiones, le insultó de forma reiterada e incluso intentó agredirle con una patada en los genitales mientras profería frases del tipo “Voy a por ti”, “voy a venir con mi pandilla y te voy a abrir la cabeza con un hacha", no puede acercarse a menos de 500 metros del docente ni del instituto.
La medida impuesta por el juez, que a algunos les parece "ejemplarizante", obliga al menor a cambiar de centro escolar ya que si no se estaría vulnerando su derecho a la educación. Tiene gracia el tema. Pues yo, por ejemplarizante no entiendo un simple cambio de aires por haber vulnerado todos los derechos de una persona, que además es su profesor.
Sin duda es un tema delicado y polémico el de los castigos a los menores, pero en el punto en el que estamos soy más partidaria de hacer uso de la dura mano de la ley que de las supuestas medidas ejemplarizantes.
Nos tienen absolutamente acojonados por si nos pillan con alcohol en sangre cuando conducimos o si excedemos la velocidad permitida mientras que estos menores, sumamente violentos y futura carne de cañon de problemas más graves, campan libremente ejerciendo de justicieros del mal y luego mostrándolo en youtube, en el mejor de los casos.
No sé si alguno de nuestros políticos propone algo al respecto en sus maravillosos programas electorales.
Marg
3 comentarios:
Deberían, deberían ...
La verdad es que estamos llegando a un punto de no retorno peligrosísimo.
Justamente de algo parecido hablamos hoy aquí. Le decía a Lucía:
Cuando te despiertas y oyes en la radio noticias como esta, te hace dudar de la condición humana en general:
Media docena de niñatos le quemaron el pelo, le orinaron encima y le pasaron una moto sobre la rodilla a una chica de 15 años. Los oídos le supuraban sangre, tenía coágulos nasales, sangraba por la boca y presentaba cinco marcas de barras de hierro en la espalda.
Panda de desgraciados. ¿Y donde están los padres de estos angelitos? ¿Dónde se han metido durante los últimos 15 años?
Yo también he leido la noticia en la prensa. Da miedo eh?, sobretodo cuando tienes un adolescente de esas edades en casa. Pero cómo tú dices los padres son la leche.
Ayer me enteré que unos chavales del cole de mi hija, con 14 años, quedan los fines de semana en casa de una de las chicas para beber!!!. Y los padres??? porque el caso es que sí que estaban en casa.
Un abrazo
Marg
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