Parece ser que el paso de casi 33 años no han sido suficientes para enterrar para siempre el alma de Francisco Franco, ese dictador odiado por muchos y añorado por otros. Si hasta ahora sólo su decadente familia se hacía un hueco en la prensa del corazón con sus amoríos y desvaríos a base de toda clase de suertes y desgracias, ahora, es el propio dictador en alma presente, que no en cuerpo, el que ocupa la mayor parte de los programas de debate y polémica, sean basura o no.
Todo empezó hace unas semanas cuando, como cada verano por agosto, Carmen Franco, la hija del dictador, abrió las puertas del Pazo de Meirás, un histórico inmueble que en su día fue propiedad de la escritora Emilia Pardo Bazán, pero que en 1939 un grupo de ciudadanos del pueblo de Sada promovió su compra a sus herederos y obtuvo los terrenos contiguos para ofrecérselo como regalo del pueblo al General, que a partir de entonces hizo de Meirás su residencia de verano.
La polémica surge cuando el Ayuntamiento de Sada y la Xunta promueven su declaración como BIC (Bien de Interés Cultural), una figura jurídica que obligaría a la familia a abrir el Pazo al público para permitir visitas gratuitas al menos cuatro días cada mes, además de adoptar medidas de conservación y protección del Pazo y sus jardines, otorgando a la Xunta una posición preferente, con derecho de tanteo y retracto, en caso de que la propiedad fuera puesta a la venta.
Y con la negación de la familia a abrir el Pazo a los técnicos de la Xunta al considerarlo una propiedad privada, y con el empeño de la Xunta por determinar su estado ya que el Pazo figura en el Inventario del Patrimonio Cultural de Galicia, se ha abierto un boquete en el silencio que durante tantos años los diferentes gobiernos han querido mantener en torno a la realidad patrimonial del dictador y un curiosidad exacerbada, muy propia de nuestro pueblo, en conocer al detalle lo que tienen y lo que guardan y, por supuesto, reclamar para el pueblo lo que es del pueblo.
A mí, toda esta polémica me parece tan ridícula como ridículos me parecen los que ahora se rasgan las vestiduras al sacar a la luz pública las propiedades y el patrimonio de la familia Franco. Cierto es que muchas de sus propiedades no las han conseguido trabajando y que se tratan de regalos, muchos de ellos a cambio de favores. Cierto es que la familia Franco no se ha caracterizado por sus obras sociales ni por sudar la camiseta en las minas más duras sino a base de gestionar y hacer uso de su patrimonio familiar.Pero a pesar de todo, ¿Es que son los únicos a los que hay que reclamar para el pueblo todo lo que tienen? Hay muchos otros que nos han robado abiertamente y no hace tanto tiempo, y no han sido ni serán nunca epicentro de tales polémicas.
¿A qué viene esto ahora?, ¿Qué interés hay detrás de todo esto? ¿Es que no hay problemas que solucionar más recientes?
Marg
domingo, 9 de septiembre de 2007
Españoles, Franco ha vuelto Publicado por Mujeres
Etiquetas:
Políticos
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