viernes, 28 de septiembre de 2007

Confieso que he pecado

En ocasiones puede parecer que la sociedad laica le gana la batalla a los tabúes, a la herencia cultural basada en la religión, sea cual sea la profesada.


Pero no nos engañemos. Es un lastre difícil de soltar, unas creencias bien amarradas en nuestra conducta que continúan, de una manera o de otra, presentes en la actualidad.

Como evidentemente no soy yo una iluminada que vea lo que otros no ven, me encuentro hoy con una noticia sobre una recién estrenada web que aprovecha el tirón del sentimiento de culpa y del pecado. La canadiense Arlequín Enterprises, editorial especializada en la novela romántica, ha puesto en marcha una página web donde todo aquel que se sienta abrumado por el sentimiento de culpa podrá confesar anónimamente sus pecados.

Como lo oyes. Nada de pasarte por la iglesia del barrio, para los denominados “practicantes”, y contarle tus intimidades al párroco para que esté a bien perdonarte los pecados cometidos. Ahora, con las nuevas tecnologías, el anonimato a través de la red y el perdón de los demás internautas.

Está claro que no han descubierto la pólvora y que ya existen muchas páginas en la red que “ofrecen” este tipo de servicio así como numerosos reality que potencian eso de confesarse ante extraños. Lo sorprendente de la página en cuestión, desde mi punto de vista, es cómo esta organizada, ya que está dividida en ocho secciones una cada para pecado capital y otra para las indiscreciones difíciles de encuadrar en un de los pecados.

No sé chica cuál será la penitencia a seguir para el pecador, ni si habrán pensado en qué hacer con los reincidentes, pero lo que está claro es que seguro que triunfan ya que cada vez somos más morbosos y nos encanta saber cosas de los demás. Y claro, si los pecados se los cuentan al párroco los demás no nos enteramos de nada, ¡vaya faena!

Yo, he de reconocerlo, por lo pronto me he pegado un paseo por la web.
No tiene desperdicio.
Merx

www.harlequinromancereport.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta es la era de la comodidad, ya no preguntamos cuanto cuesta sino si se puede comprar por internet, sea lo que sea; hasta el perdón.
El otro día me reía también leyendo la noticia de que un senador estadounidense había demandado a Dios por causar "catástrofes" en el mundo. Claro, si son capaces de citarle a juicio a ver por que no les va a poder contestar por email o perdonar por internet, no? Se nos está yendo tanto la olla....jajaja

 

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