sábado, 27 de septiembre de 2008

Hasta que la hipoteca nos separe

No se me había ocurrido que uno de los efectos colaterales de esta tremenda crisis económica que tiene ahogado al mercado inmobiliario y por ende a los propietarios de los pisos, es que cada vez son más las parejas rotas que deciden seguir viviendo juntas bajo el mismo techo a la espera de que llegue una reactivación de este mercado.

Vamos que lo que no han conseguido los psicólogos de pareja, o los buenos propósitos entre las dos partes, que es mantenerse unidos, lo han conseguido las hipotecas, la escalada del Euríbor, el paro y, en definitiva, la crisis, que mantiene encadenadas a muchas parejas a una letra mensual durante 20, 30 o 40 años haciendo que no se separen aunque quieran.


Al menos esa es la teoría a la que han llegado algunos estudiosos de las estadísticas del INE y algunos abogados matrimonialistas tras cientos de consultas en sus despachos. Pero aunque el amor se acabe, el compromiso con los bancos y los saldos con cada vez menos ceros en las cuentas corrientes no sólo acentúa la tendencia a la baja de las separaciones sino que también las hace menos problemáticas, vamos que ha vuelto a las parejas en trámites de separación más condescendientes, tanto que ahora el 70% de las separaciones que entran en los juzgados son de común acuerdo.

Quizá la explicación esté en la dificultad para vender la vivienda conyugal y así repartir el dinerito, que es una de las soluciones más habituales hasta ahora. Y si vender el piso es tarea imposible, peor es tener que pedirle al banco una ampliación de la hipoteca para comprarle la mitad del piso a la otra parte.

O sea que la moda es aguantar juntos hasta que la hipoteca nos separe, que con algo de suerte serán unos quince años. El tema no sería del todo malo, si no fuera porque muchas de las parejas que deciden separarse lo hacen porque ya no se aguantan, imagina entonces, empezar a traerte a tus nuevos ligues a tu casa u organizar fiestecitas en tu lado, el que te haya tocado en el reparto. Todo eso teniendo en cuenta que la mayoría de nuestros pisos no son precisamente la mansión de la Preysler, con 8 habitaciones y 10 cuartos de baño. Y dejemos para otro día que la relación haya dado como fruto a 3 ó 4 churumbeles y una suegra de por medio.

Menos mal, que según los abogados, las parejas que optan por esta opción no suelen llevarse mal. Pues es un alivio, porque si no, las estadísticas que van a despuntar van a ser otras.


Qué cosas!!
Marg

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Cualquier día me veo en una reunión de esas,jeje.

También pasa que en ningún caso los afectados quieren renunciar a hacer negocio con la vivienda que poseen (a medias con el banco), la gente aún no se ha dado cuenta que se acabó lo de doblar el valor pagado en un par de años ...

 

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