miércoles, 8 de octubre de 2008

Vive de tus padres hasta que puedas vivir de tus hijos

Susana, 36 años, secretaria de Dirección de un director muy importante, se compró un piso un piso normalito de 2 habitaciones a las afueras de Barcelona hace 3 años y, aunque creo que invirtió parte de sus órganos vitales para reformarlo, porque el piso era normalito pero bastante viejo, decidió dejar a sus padres e irse a vivir allí principalmente porque ya no aguantaba los numeritos de su madre para vengarse de la buena vida que su padre había decidido emprender en solitario, sin ella, su esposa de toda la vida, desde que se jubiló.


Susana pensó que, aunque con algunas incomodidades en su nuevo hogar, porque todo su mobiliario se reducía a una cama, un sillón de los encantes y una bandeja, y con algunas estrecheces de más en su cuenta corriente, el hecho de vivir sola y el poner unos pocos kilómetros de por medio entre ella y sus queridos padres, le traerían por fin una vida sin tener que dar explicaciones a cada momento, sin remordimientos por salir de fiesta cuando su madre tenía un ataque de ciática, y sobretodo con la libertad de poder invitar a algún que otro ligue a su casa sin necesidad de pagarles a sus padres un fin de semana en un hotelito de Cuenca.

Al cabo de un año, cuando por fin acabaron las obras, Susana había añadido a su mobiliario unas cortinas regalo de su madrina, dos sillas originarias de la cocina de su madre, y una maceta gigante con una planta gigante que le compramos entre todos para que hubiera algo vivo en su casa. Fue tras pagar a los de las reformas y los dos primeros meses de calefacción, cuando decidió que lo mejor era compartir piso para reducir gastos. Compró una cama, una silla y un perchero, y al cabo de un mes, Anne, 30 años, profesora de alemán de otro director importante, ocupaba la habitación contigua a la suya.

La tal Anne duró en casa de Susana algo menos de un mes, el tiempo que tardó en liarse con el otro director importante e invitarlo una tarde a merendar a casa para darle una clase privada de alemán, en la cama de Susana, que era más grande.

Tras la historia de la alemana ha habido otras historias sin final feliz, incluida la de un novio segoviano que decidió traerse a su madre en verano, a vivir con ellos, para que pasara unos días en la playa.

Hoy me he encontrado a Susana, iba a solicitar el paro. En verano puso el piso a la venta y, como no se vende, ahora está esperando alquilarlo a unos franceses que vienen a vivir a España. Dice que, como el turrón, se vuelve a casa por Navidad, con mamá atacada y papá liberado. Que a cambio de aguantar unas horas de tortura psicológica, se encuentra la cena hecha, la ropa a punto, la casa limpia, las cosas en su sitio, y además tiene su sueldo, aunque sea el que le paga el INEM, para salir y divertirse, cosa que no hace desde que decidió comprarse el piso. En enero ya buscará un trabajo, o dos, o se liará con un director importante que le amueble el piso.

Susana es una más de los treintañeros que aparecen hoy en un informe que dice que el parón económico ha devuelto los hijos al hogar familiar, donde es más fácil vivir y sobretodo ahorrar.

Efectos colaterales, o eso dicen.

Marg

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Calla, calla, que me veo yo así dentro de poco ... pero hoy estoy eufórica porque han bajado los tipos de interés y eso quiere decir que baja el temido euribor no??

Con qué poquito me conformo,jeje.

Anónimo dijo...

Lucía, yo creo que hoy todos estamos celebrando la supuesta bajada del Euribor. Aunque si es verdad que la crisis en España será mucho peor en 2009, veo a más de uno enganchado al pluriempleo con tal de no volver al hogar familiar, entre ellos yo.

Marg

Anónimo dijo...

Otros en lugar de aguantar a la madre han debido preferir seguir aguantando a la pareja a pesar de ser inaguantable. Mis vecinos están a grito pelado cada noche, y me temo que es la crisis lo que les mantiene unidos...o será la crisis lo que les hace estar cada noche a grito pelado?

Anónimo dijo...

Es duro estar en paro y ser independiente. A mí me quedan dos años para pensarmelo, pero por nada del mundo volvería a casa. La libertad que tengo ahora no la cambio por las juergas que tengo que privarme. Ahora salgo menos, es verdad, pero las veces que salgo lo disfruto mucho más-

Espero aprobar alguna opo antes de que se me acabe el paro

Muchos besos

 

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