Parece que la crisis financiera ha llegado a Europa y las consecuencias, desde hace algunas semanas, se están empezando a notar en nuestro país. Salvando las distancias y la gravedad del tema, la rapidez y el pánico con que esta enfermedad del sistema económico se está desarrollando, me recuerda en algo a la famosa gripe aviar. En un principio, y mientras estaba lejos, se comentaba como una curiosidad, y a medida que fue extendiéndose y acercándose a nuestras fronteras, se dieron momentos en los que cundió el pánico y la gente dejó de comer pollo, pavo, y todo aquello que tuviera alitas y patas.
Algo así está ocurriendo aquí desde que se supo que los bancos europeos tampoco son tan fuertes como parecían, el sistema financiero se pone en duda, y nuestros maravillosos políticos empiezan, por fin y aunque no se si ya demasiado tarde, a ponerse las pilas para intentar que no volvamos a la Edad Media.
El problema es que junto al desconocimiento profundo del sistema económico y financiero que tenemos muchos de nosotros, que se limita a dejamos aconsejar por el director de nuestra oficina bancaria para invertir aquí o allí nuestros ahorrillos, las actuaciones de las empresas, los datos del paro, las declaraciones de los políticos y la actitud de las entidades bancarias, se está creando una especie de psicosis y pánico que hoy era el tema central de conversación en cualquier esquina.
¿Qué va a pasar realmente si ante la gripe financiera, y tal y como he oído hoy por todas partes, la gente retira de los bancos sus ahorros para volver a guardarlos en una caja de galletas, en casa?
Las declaraciones de los principales banqueros de nuestro país, reunidos hoy con el señor presidente del Gobierno, no son, mal que les pese, excesivamente tranquilizadoras. Y a pesar de que políticos y banqueros insisten en que debe realizarse un esfuerzo, aunque no saben todavía de qué forma, para reactivar la confianza de la sociedad en el sistema financiero y evitar alarmas innecesarias, y aunque prometen buscar una solución, lo cierto es que la solución todavía no aparece clara en el horizonte.
Así que mientras la gripe financiera se convierte en pandemia y esta ola de desconfianza va cogiendo altura entre los mortales, aquí te dejo la alternativa del día, recogida a pie de calle por uno de los nuestros: “la solución justa es, primero sacar todo el dinero que tengamos y se pueda recuperar del banco, segundo permitir que los bancos se vayan a la mierda que es donde se merecen estar por chanchulleros y tercero, no volver a meter nuestro dinero nunca más, para que no vuelvan a negociar con él”.
Espero que como dice un proverbio, tras la miseria no venga el hambre. Apañados estamos.
Marg
Algo así está ocurriendo aquí desde que se supo que los bancos europeos tampoco son tan fuertes como parecían, el sistema financiero se pone en duda, y nuestros maravillosos políticos empiezan, por fin y aunque no se si ya demasiado tarde, a ponerse las pilas para intentar que no volvamos a la Edad Media.
El problema es que junto al desconocimiento profundo del sistema económico y financiero que tenemos muchos de nosotros, que se limita a dejamos aconsejar por el director de nuestra oficina bancaria para invertir aquí o allí nuestros ahorrillos, las actuaciones de las empresas, los datos del paro, las declaraciones de los políticos y la actitud de las entidades bancarias, se está creando una especie de psicosis y pánico que hoy era el tema central de conversación en cualquier esquina.
¿Qué va a pasar realmente si ante la gripe financiera, y tal y como he oído hoy por todas partes, la gente retira de los bancos sus ahorros para volver a guardarlos en una caja de galletas, en casa?
Las declaraciones de los principales banqueros de nuestro país, reunidos hoy con el señor presidente del Gobierno, no son, mal que les pese, excesivamente tranquilizadoras. Y a pesar de que políticos y banqueros insisten en que debe realizarse un esfuerzo, aunque no saben todavía de qué forma, para reactivar la confianza de la sociedad en el sistema financiero y evitar alarmas innecesarias, y aunque prometen buscar una solución, lo cierto es que la solución todavía no aparece clara en el horizonte.
Así que mientras la gripe financiera se convierte en pandemia y esta ola de desconfianza va cogiendo altura entre los mortales, aquí te dejo la alternativa del día, recogida a pie de calle por uno de los nuestros: “la solución justa es, primero sacar todo el dinero que tengamos y se pueda recuperar del banco, segundo permitir que los bancos se vayan a la mierda que es donde se merecen estar por chanchulleros y tercero, no volver a meter nuestro dinero nunca más, para que no vuelvan a negociar con él”.
Espero que como dice un proverbio, tras la miseria no venga el hambre. Apañados estamos.
Marg
3 comentarios:
Recuerdo a mi profesor de Economía Política... hace ufff... años... Vivió en Rusia, era moscovita hasta el tuétano, tanto así, que su sangre era roja, no por sus glóbulos, sino por sus ideas.
Recuerdo un ejemplo del espejismo de la riqueza.... En el desierto, un Tuareg fríe un sapo, contento tiene como vivir ese día... en eso, llega un hombre perdido durante días, y le ofrece todo su dinero, por el sapo frito, el tuareg se ríe y le dice: ¿Y eso?, ¿para qué me sirve?....
La verdad es que lo están pintando como el fin del capitalismo casi y eso sólo genera aún más preocupación y desconfianza.
A ver como acabamos ...
Jo, al final nos van a asustar de verdad. ¿Cómo se para esto? Un poquito de optimismo no vendría mal....
Publicar un comentario