Mientras el Gobierno dice poco menos que no pasa nada y que todo esto de la crisis es una pequeña recesión sin importancia, lo cierto es que el caos, en forma de espiral atrapapolvo, se va apoderando poco a poco de todos los sectores.
Si no teníamos bastante con las subidas de las hipotecas y el incremento del coste de casi todo, el aumento del paro y el efecto domino, por el que las empresas van cayendo una tras otra en la recesión, sólo nos faltaba la huelga de transportistas ante la imparable subida del carburante.
Esta es una de esas huelgas que, en cuestión de minutos, causan una especie de pánico en la sociedad y hacen un llamamiento general al “por si acaso”. Desde que se supo que los transportistas iban a iniciar un paro generalizado, y al más puro estilo de pre-guerra civil, los ciudadanos de a pie nos hemos lanzado como posesos a aprovisionarnos de lo necesario para sobrevivir a esta huelga.
Aunque ayer, todavía algunos comerciantes se mostraban tranquilos ante la huelga y afirmaban que no tendrían problemas para ofrecer alimentos tanto ayer, como hoy o mañana, lo cierto es que la situación de hoy, tras no haberse llegado a un acuerdo, es muy diferente a la de ayer.
Hoy el caos se apodera de las carreteras y empieza a afectar a multitud de sectores. Grandes retenciones en los accesos a las ciudades, sin combustible en las gasolineras, cese total en la comercialización de productos hortícolas en varias provincias, estanterías vacías en muchos supermercados y algunos pequeños comercios como si les hubiera arrasado el peor de los ciclones, y estamos sin pescado y ahora también sin leche, y encima hay huelga de autobuses en mi ciudad.
¿Alguien da más? ¿Qué va a ocurrir si la huelga dura un par de días más? Pues, creo que la histeria se va a apoderar de nosotros. Y es que esto de las huelgas está muy bien sobre el papel, y hasta que empezamos a encontrarnos afectados personalmente por los efectos colaterales de las mismas. Y eso, ni más ni menos, es lo que ya está empezando a ocurrir.
Hoy empieza a circular por muchos de nuestros teléfonos móviles el mensaje “transportistas desalmados, jodéis al ciudadano. Pásalo”, mostrando así la indignación de un amplio sector de la población española ante esta huelga.
Si no teníamos bastante con las subidas de las hipotecas y el incremento del coste de casi todo, el aumento del paro y el efecto domino, por el que las empresas van cayendo una tras otra en la recesión, sólo nos faltaba la huelga de transportistas ante la imparable subida del carburante.
Esta es una de esas huelgas que, en cuestión de minutos, causan una especie de pánico en la sociedad y hacen un llamamiento general al “por si acaso”. Desde que se supo que los transportistas iban a iniciar un paro generalizado, y al más puro estilo de pre-guerra civil, los ciudadanos de a pie nos hemos lanzado como posesos a aprovisionarnos de lo necesario para sobrevivir a esta huelga.
Aunque ayer, todavía algunos comerciantes se mostraban tranquilos ante la huelga y afirmaban que no tendrían problemas para ofrecer alimentos tanto ayer, como hoy o mañana, lo cierto es que la situación de hoy, tras no haberse llegado a un acuerdo, es muy diferente a la de ayer.
Hoy el caos se apodera de las carreteras y empieza a afectar a multitud de sectores. Grandes retenciones en los accesos a las ciudades, sin combustible en las gasolineras, cese total en la comercialización de productos hortícolas en varias provincias, estanterías vacías en muchos supermercados y algunos pequeños comercios como si les hubiera arrasado el peor de los ciclones, y estamos sin pescado y ahora también sin leche, y encima hay huelga de autobuses en mi ciudad.
¿Alguien da más? ¿Qué va a ocurrir si la huelga dura un par de días más? Pues, creo que la histeria se va a apoderar de nosotros. Y es que esto de las huelgas está muy bien sobre el papel, y hasta que empezamos a encontrarnos afectados personalmente por los efectos colaterales de las mismas. Y eso, ni más ni menos, es lo que ya está empezando a ocurrir.
Hoy empieza a circular por muchos de nuestros teléfonos móviles el mensaje “transportistas desalmados, jodéis al ciudadano. Pásalo”, mostrando así la indignación de un amplio sector de la población española ante esta huelga.
No quiero pensar que lleguemos al fin de semana sin comida, sin gasolina, y con la resaca de una semana de perros y los nervios a flor de piel.
Como no paren esto, se masca la tragedia.
Marg
Como no paren esto, se masca la tragedia.
Marg
1 comentarios:
Yo que soy confiada por naturaleza ni he ido a poner gasolina (claro que yo gasto poca y tengo aún para dos semanas más) ni al super porque no me toca hasta la semana que viene.
Pero es cierto que el ambiente está crispado y sólo llevamos dos días, así que no quiero imaginarme que dure las dos semanas que anunciaron.
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