Vuelta al Homo Cromagnonus Publicado por Mujeres

Los que ya tenemos una edad y con el paso de los años nos hemos dejado mecer irremediablemente por la ley del péndulo hemos visto pasar ante nosotros todo tipo de modas y tendencias sociales, supongo que es inevitable. Yo misma, pasé mi época machista, también la feminista y ahora soy una especie de Pokemon evolucionado, encantada de ser mujer y profesional totalmente realizada y a la que le encanta que le paguen la cena, que le hagan regalos, que le echen piropos y que le sorprendan de vez en cuando, y sin empalagar demasiado, con una cena romántica y pasional.

Pero en lo que no he cambiado es en mi gusto por los hombres. Digamos que a mi me tira la llamada de la selva y siempre he tenido una especie de obsesión por el modelo Tarzán. Un hombre sin aditivos, en estado puro, con carácter, educación y con el punto justo de sensibilidad para emocionarse de vez en cuando.

Pues ese modelo de hombre, que muestra su más puro instinto masculino, y que pasa de cuidarse, exfoliarse, hidratarse, estilizarse, depilarse y robarte tus productos de belleza pasando más tiempo que tú en arreglarse, esa especie de brutito impulsivo, y Austrolopitecus de la era moderna, es lo que parece que buscan las mujeres de hoy en día.

Así lo afirma una encuesta realizada por AXE en 14 países que asegura que las mujeres se han cansado del metrosexual y buscan a un nuevo tipo de hombre, el Neosexual, con una clara tendencia hacia la recuperación de sus raíces más viriles, y hacia una evolución de su masculinidad con un toque casi rústico.
Claro que tras el argumento de esta nueva categoría de hombres hay mucho marketing de por medio y seguramente la imperiosa necesidad de reposicionarse.

No se yo si por ese efecto pendular volveremos realmente al macho primitivo, lo que sí se es que Axe ha aprovechado toda esta historia para lanzar un nuevo producto, el Axe Cuero, seguramente con un look más duro, más salvaje y con un olor más fuerte.

La ley del péndulo nos mece irremediablemente y el marketing, una vez más, le da el empujoncito al péndulo.